Fénix 28-29, 91-98

FENIX á dar á entender que no hay esperanza de regencrnción para la;, razas mestizas; pero es indudable que éstas, conforme más se alcjan del blanco, más peligrosas suelen scr para la sociedad. Desprecian á indios y negros, a cuya sai~gredeben el ser in- feriores, no sólo por su escaso juicio, sino por la misma fealdad del rostro; y aborrecen al blanco por envidia, que es la más te- miMe causa del aborrecimiento". (p . 53) Alvaro y Rosa se quieren y aprovechan el acogedor jardín de la man- sión de D. Fermín para declararse mutuamente su amor, Fuigosio. r ck j ando nuevamente sus lecturas románticas, se apoya en la metáfora al r l ~ , r .:r I,i pr~siónde los dos jóvenes: "A menudo, por los bosques vírgenes de AmCrica y ai lado dc un hrbol joven, enhiesto y por dem5s lleno r!c hcrmosara y loza- nía, yace una enredadera, cuyas flores, de color vivísirno, I~icran la desesperación del pincel europeo. El vigor de la sierra ameii- cana da por momentos nueva savia a la hcrrnosa planta, nacick~ para crecer al amparo de tronco robusto. Ley secreta, que el hom- bre conoce y no explica, va insensiblemcn!c acercando la enre- dadera al árbol. Breve trecho les separa; ramas y hojas, como que se levantan por su propio impulso del suelo, mientras lac corolas de las flores miran todas al árbol que las ampara. . . Cierto rt;ic Alvaro y Rosa semejaban con toda verdad ár;xd y crircdí4cr~." (p. 99). El autor interviene frccuentemente en la nari-nción como cuat?do des- piiZs dc pintarnos la idílica escena arriba descrita, dcclara, "jjamás podrá el artc humano pintar con verdad el amor de dcs co:-azones puros y hcn- rados. . ." (p. 100). Rosa se declara eternamente ficl a su amxlo, "Y yo !i: juro no amar, ni pensar, ni existir para ningún otro m- en el mundo, qino para tí." (p. 101) Y en este preciso momento surge el mulato Rns:irio &e dctrrís u:.! follaje en donde se encontraba escondido y le asesta una puñalada (y no paliza) a D. Alvaro que cae gravemente herido a los pies de Rosa. Como novela en la que la vertiente histórica cs fund,,rnental, Fu l~os i o intcrc~lahabilmente los datos y hechos verídicos con la ficción. Siguiendo el hlIo de aquéllos, relata como la gestión diplomática Icgró, tempornlmen- te, poner fin a la fricción mediante el tratado Vivanco-Pareja. Restable- 5 Dkho trztndo firnwío p9r el Almirante español D. José Mnnwl Pareja y el regre- sentantc dt.1 gol)icrno peruano, general D. Manuel Ignacio de Vivanco, estipulaba, cntre otias cosas, la devolución de las Islas Chincha, efectuada el 3 de febrero de 1865. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983

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