Fénix 28-29, 91-98

FENIX ¿Qué había visto "la perla de Lima", que en aquel momento y después de exclamación, tan ajena al tristísimo estado en que yacía abatida, alargaba los brazos, y con la mirada puesta en un lado del camarote, no acertaba á dar paso ni á pronunciar palabra? ¿Qué voz, qué acato, qué ademán hay en lo humano, comparables con los de Rosa, cuando ésta, después del breve espacio en que permaneció atónita y conteniendo la anhelosa respiración pu6o gritar-i iAlvaro! !" (p. 155) Lo malo es que el pobre de D. Alvaro si bien mejora de su herida ha sucumbido a una seria enfermedad típica del romanticismo: está tísico!! Con- forme al dictamen médico necesita aire y campo para sanar y D. Fcrmín Ic ofrece generosamente una de sus fincas para que en ella pueda restablecerse. Al poco tiempo dc instalarsc Alvaro llega la fuerza de los sublevados que proccdc a ccrcar la finca, propiedad de D. Fermín, uno de sus mayores enc- inigos. Mas he aquí que justo en el momento en quc D. Alvaro va a perecer irrumpc Avilés al frente de un pelotón de soldados ficlcs al general Pczet y rescatan, oportunamente, a nuestro joven galán. En una escena que recuerda a la prm obra del Duque de Rivas ya citada, Avilés le confiesa a su contrin- cante, cuya vida acaba dc salvar, que fue él quien dio In orden para que le pcgascn pero no para que le hiriesen alevosamente. "He aborrecido á Vd. primero, por español, y con eso bastaba. Pero, aborrezco en Vd. al amante, al futuro esposo de Rosa Urqui- naona. . . y ahora, mi único deseo es verle del todo restablecido para, dc cualquier manera que sea. hal1:irnc.; cuanto antes frente a frente y con un arma en la mano." (p. 179) Avilés, hombre no desprovisto de virtudes, no es capaz de forzar iin duelo con su enemigo. En el entretanto la masa saquea la casa de D . Fcrmín en Lima teniéndose que refugiar éste y su hiia cn la Numancia. Se va aproximando el inevitable choque militar entre España y Perú. Rosa intuye la difícil situación que ello le planteará tanto a ella como a su padre: "Y si llega á haber guerra entre España y Perú? Mi padre ama de todo corazón á la tierra donde sus antecesores nacieron; pero es buen peruano, y aunque hay malvados que Iv cdian, si se res- tablece el sosiego volveremos á Lima." (p. 196) De vuelta a Lima, Avilés llega a tiempo para evitar mayores dcstro- zos a la casa de D. Femín. La situación es sumamente tensa en el ámbito político por lo que Alvaro es trasladado a la Numrrncin. Dcsde el buque le escribe varias cartas a Rosa, epistolas que lleva y trae la "Chola", amiga de Rosa y secretamente enamorada del oficial español. Finalmente, repu- diado el tratado Vivanco-Pareja y sustituido el general Pezet por el suble- vado y ahora dictador, Mariano Ignacio Prado, se decIara la guerra contra Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.28-29, 1983

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