Fénix 3, 408-416
En cuanto a la clasificación hay, en nuestro medio, una modalidad no evidente en otros psíses. En la Argentina se impone, por costumbre y por convencimiento, el uso de católogos diccionarios o catálogos sistemáticos, según sea el tipo de biblioteca que los debe utilizar. Puede encontrarse con- sideraciones sobre este particular en el capítulo primero de la obra Cataloga- ción y clasificación de libros,+en la que se demuestra la posibilidad de orien- tar los procesos hiblioteco~ógícosen muchas instituciones que aun no los han desarrollado integralmente. Por tal circunstancia, !a clasificación decimal de Dewey y la clasifica- ción decimal del Instituto Internacional d e Bibliografía de Bruselas se ense- ñan paralelamente; la primera se recomienda para determinar la signatura de clase, mientras que la segunda es preferentemenee destinada a formar los sim- bolos que constituyen los encabezamientos del catálogo sistemático. Resuelto así el problema de la clasificación, queda por considerar lo re- lativo al catálogo diccionario. Su conocimiento y posibilidades de aplicación de acuerdo con las técnicas adecuadas, es tema del actual programa. En el desarrollo de los trabajos prjcticos se utiliza la lista de encabezamientos de materia de Lasso de la Vega, trabajo meritorio pero de extensión limitada; con- vencido de que ella no respondería a las necesidades de nuestras bibliotecas públicas importantes se proyectó, contando con el apoyo de alumnos de la Escuela, la traducción de !a obra de S e a ~ s . ~ La señora María Gálvez de Niklinson y la Srta. Isabel Betbeder Avellaneda, son las personas que tienen a su cargo esa tarea, que iniciaron al finalizar el año 1943 y en estos momentos está casi terminada y en coi-idiciones de entrar en prensa. Así, paulatina- mente y con el concurso de sus mismos alumnos, la. Escuela va formando y preparando las herramientas de trabajo que utilizarán sus egresados para poner en práctica las enseñanzas recibidas. Lo mismo se puede decir de las tablas de signatur~s librísticas. Fué de mucha utilidad para la realización de los trabajos prácticos la obra de Cutter, pero es bien sabido que en nuestras bibliotecas su aplicación es sólo circunstan- cial, ya que la realidad concreta exige tablas que tengan en cuenta el alfabeto castellano. A fin de poder contar con las que respondan a nuestras necesi- dades, se requirió nuevamente la colaboración de un grupo de alumnos para cotejar catálogos de bibliotecas argentinas dedicadas a las más diversas es- pecialidades. Como consecuencia de ello se han registrado ya aproximada- mente 120,000 autores, lo que permitirá determinar la frecuencia de las letras y los números que formarán la futura tabla de signaturas librísticas. -- 3 Penna, Carlos Víctor, C~itzlogación y clasificación de libros. Buenos Aires, Acme agency, 1945, p. 3-6. 4 Sears, M. E., List of subject headings for small libraries; including Practica1 sugges- tions ior the beginner in subject heading work. 4th ed. revised with addition of Decimal classification numbers by 1. S. Monro. New York, Wilson, 1939. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945
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