Fénix 3, 485-514

El enemigo Número uno de los manuscritos es la polilla que se combate fácilmente con formo1 vaporizado, o algún otro insecticida potente, eliminán- dose también el peligro con el continuo movimiento de los papeles y la per- fecta limpieza de los muebles en que se conservan. Para restaurar bien un documento devorado por la polilla el procedimien- to más usado consiste en rellenar 10s agujeros dejados por los insectos con pas- tas especiales, como Zapón, Cellit, gelatina, o un compuesto de celulosa llama- do papel liquido. Sin embargo, parece que debe preferirse un compuesto Ila- mado estuco que es una pasta de papel finamente molido, mezclada con un poco de almidón. Pero en ningún caso se debe rehacer las letras o frases de- saparecidas, pues sería una falta de probidad. Encrradernación.-No debe retirarse nunca una encuadernación antigua sino más bien reforzarla y repararla teniendo cuidado de conservar las anti- guas signaturas, títulos y nombres inscritos. A veces las hojas de guarda de una vieja encuadernación así como el forro mismo pueden ser más importan- tes que todo el escrito. Los mariuscritos pueden ser conservados, ya sean sueltos, ya en cajas, fwlders o paquetes, o bien encuadernados. Muchos bibliotecarios prefieren encuadernar los manuscritos para evitar su posible pérdida o transpapelación: y por considerar que así se deterioran menos con el uso. Sin embargo, si bien la encuadernación resulta fácil para los escritos de ciertas dimensiones, es más dificultosa para los papeles sueltos, documentos aislados y autógrafos porque entonces se reunen escritos que no guardan relación unos con ctros. Además, ciertos documentos no poseen un margen suficientemente ancho como para permitir la encuadernación comíin sin perder letras de escritura; en esos casos, cada hoja debe tener el canto izquierdo pegado entre dos tiras anchas de pa- pel que irán cosidas juntas para formar e1 lomo de la encuadernación. Nos inclinamos a considerar que deben ser encuadernados uno por uno. todos los códices; y juntos, los pequeños escritos que traten sobre el mismo. asunto o sean de un mismo autor. Una colección de cartas de un mismo personaje y de tamaño bastante importante, puede ser encuadernada, lo mismo que un conjunto de epístolas dirigidas a una sola persona pero nunca se deberán encuadernar juntas las co- lecciones de cartas dirigidas a una persona y las cartas de esa persona a otros. Un conjunto de documentos pertenecientes a una misma entidad o admi- nistración y que guarden cierta relación cronológica entre sí también puede encuadernarse juntos. Los demás docitmentos aislados, o que formen colecciones de tamaño pe- queño se colocarán uno por uno, o por colección, entre foulders de papel fuer- te, con la signatura correspoildiente inscrita en el extremo superior izquierdo de la cubierta y la enumeración de las piezas contenidas en orden cronológico, Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945

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