Fénix 3, 485-514
MANUSCIZITOS: SU CUIDADO Y CATALOGACIÓN 489 la de San Gallo, de Einsiedeln; o la de las catedrales de Verona y de Chartres, mundialmente famosas por sus antiquísimos y hermosos manuscritos. Las Universidades, a su vez, tenían sus bibliotecas: el colegio de Nava- rra y la Sorbona en París: Cambridge y Oxford en Inglaterra. Las librerías estaban divididas generalmente en dos partes: "La Gran Li- brería" formada por las obras de mayor consulta enccldenadas a los pupitres; y la "Pequefia Librería", con obras raras y poco solicitadas, que se prestaban a domicilio (previo el pago de una fianza que variaba de acuerdo con la im- portancia del libro), y hasta a países extranjeros. Reyes y potentados des- pertaron igualmente al entusiasmo por las colecciones de manuscritos. San Luis IX y Carlos V de Francia, los duques de Berry y Anjou formaron im- portantes bibliotecas que constituyen actualmente el fondo primitivo de los manuscritos de la Biblioteca Nacional de París. E n Italia, los Sforza, los Médicis, el Cardenal Bessarion crearon bellísimas colecciones. El Papa Ni- colás V fundó la Biblioteca Vaticana que contiene actualmente 74,000 nia- nuscritos. Sin embargo, la mayoría de las antiguas coleccioiies conventuales y pri- vadas se dispersaron y pasaron a enriquecer londos de bibliotecas públicas; entre las más famosas citaremos las siguientes: Las colecciones del convento de Bobbio (Italia) se dispersaron entre la Bib!ioteca Ambrosiana (fundada en 1608 por el cardenal Borromeo y que cuenta en la actualidad con 10,000 códices), la Biblioteca Vaticana y la Bi- blioteca Nacional de Turín. La biblioteca del monasterio de Nonantola pas6 íntegra la Biblioteca Na- cional "Vittorio Emmanuele" de Roma. La del Monasterio de Weissenburg (Suiza) es la base de la Biblioteca de Wolfenbüttel. La Biblioteca del convento de Fleury constituye ahora los fondos ma- nuscritos de las bibliotecas de Orleans, Verona y Leyden. La de la Abadía de Corbie repartió sus manuccritos entre la Biblioteca Nacional de París y la Biblioteca de Leningrado. La Abadía de Silos vió si;s manuscritos emigrar hacia Londres y París, y la biblioteca de la Catedral de Canterbury pasó a enxiquecer la biblioteca de Cambridge. Las mayores colecciones de manuscritos se encontraban, antes de la úlri- ma guerra, en las siguientes bibliotecas: Biblioteca Nacional de París, alrededor de 125,000 unidades. Vaticano de Roma, más de 74,000. British Museuni de Londres, más de 55,000. Boddleiana de Oxford, 40,000. Bibliotecas estatales de Leningrado y Munich más de 50,000. Bibliotecas nacionales de Bruselas, Madrid, Viena, Copenhagen, mas o menos 3 1,000. Nacional de Upsala, 17,000. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945
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