Fénix 3, 515-540

Por ALBERTO TAURO Es digna de estudiarse la influencia que el docto ejemplo de José Pérez de Vargas pudo ejercer en la formación de los hombres de letras de aquella época: pues, en las tumultuosas décadas de la iniciación republicana se obser- va una aguda competencia entre el insurgente lenguaje popular y las mesura- das expresiones de los escritores académicos: entre la efusión verbal que re- conocía pocas trabas y la escrupulosa verslón del pensamiento. EI pueblo dic- ta sus modos a satíricos y costumbristas, dando colmada natalidad a un estilo que apenas asomara su gracia en tiempos anteriores; pero la retGrica y la eru- dición clásicas se hacen presentes en rapsodias de conmemoracíones solemnes o en el lenguaje de algunos poetas atildados. Así camo el famoso Antonio de Nebrija lograra imponer la tradición latina en ciertos escritores españoles del siglo XV, sin detener el creciente influjo del toledanismo: así, Josk Pérez de Vargas difunde y afianza el culto por el latín, infiltrando sus esencias en vo- ces ajenas, pero sin contener la poderosa corriente de la expresión criolla. Y, para hacer más evidente el símil entre ambos, recuérdese que fué Nebrija el autor de la primera Gramática española y Pérez de Vargas un nuncio del ro- manticismo. En efecto, el lenguaje poético de José Pérez de Vargas muestra adhesión al cultismo, como natural resultado de su amplia erudición en letras clásicas y debido a una legítima derivación del latín. Pero simultáneamente aparecen en él aquellos elementos bucólicos y morales que el neoclasicismo puso en bo- ga, anticipándose al imperio de la inquietud romántica. Su obra está, en con- secuencia, nutrida de interferencias en la tónica y el estilo; y deja traslucir las recónditas vacilaciones que la vida puso en el alma de quienes se hallaron en el umbral de la libertad, sin ser abandonados por las asechanzas y las proyec- ciones del despotismo. No da I ~ g a r ,sinembargo, a la confusión de las disímiles orientaciones seguidas por su estro. Es poeta culto en las prelusiones académicas y en las estrofas laudatorias que dedica a gobernantes y personajes notables; en tan- to que reserva su sencillez neoclásica para alguna satira discreta y la expre- sión de sus entrañables sentiinientos familiares o amistosos. Porque la eru- dición le facilitaba una gaseosa envoltura para el elogio más comprometedor, Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945

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