Fénix 3, 515-540

(71) Jamás, Emiliano, eches en o!v;?,o que siempre has de ser pobre, si lo has .;ido; porque es hecho constante que el dinero va siempre a donde el rico ca5allero (72) ¿Quieres de sabio acreditarte? Poco habla, y medita !,o que hablar quisicres, porque si no, criarás fama de loco y por tu boca se sabrá quifn eres. ( 7 2 ) E s cosa muy sabida hasta en Angola, que el perro sin cesar menea la cola, y a su señor adula de este modo. Al perro te asemejas en un todo, Pcntiliano, pues mo tienes a mengua de hacer igual oficio con tu lengü3. (75) Que no le daba, se quejó un LIsía el trataniiento que darle debía. Díjele yo: buen hombre, te prevengo, que no te puedo dar lo que no tengo, tú m:is bien, si le tienes scgún sicr:ilo, me puedes dar a mi tu tratamiento. (77) Al ruín, el ruín aplaude con agrado, y la virtud del justo vitupera; no quiero aplausos yo de esta manera, más bien prefiero ser vitup~rado. (78) Asunto me parece problemático el ver que te das aire de gramático, de retórico y lógico acabado digno de ser de todos admirado. T a n teneraria presunción refrena, no descubras tu pobre, estéril vena; más bien ponte a estudiar lo que no sabes, y de lo que no entiendes no te alabes. De umbra (79) De mi cuerpo sin cuerpo naces. luego huyes, si y o te sigo; y si me sigues huyo de ti, cual humo huye del fuego. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945

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