Fénix 3, 515-540
con sus graznidos, a alterar se atreve; y desque el humo de un inciensc impuro, cual densa niebla en el morboso otoño el aire infesta, y se interpone a! claro fulgor del Pindo, en cuya excelsa cima brillan grabados, en diamante eterno, los nombres de los héroes que la gloria al colmo del honor ha sublimado! Y ¡qué deidad, qué sobrehumano genio eleva ora mi espíritu! ¡Qué invisible fuerza mueve mis pasos, y conforta mi débil voz, para aspirar al raro honor de entretejer febea guirnalda! iAh! Sí: te entiendo ya peruano vate T ú que, con paso grave y majestuoso, pisas del Pimpln la sagrada cumbre y, recorririndo la sonora cuerda de tu dorado plectro. te complaces en enseñar al apacible Rímac a repetir de Próspero las glorias, tú diriges mi voz: y tú me animas, aunque de lejos, a seguir tus huellas. Y La quién no inflamará tu estro divino, por más que de un estúpido hotentote su origen, o del Cáucaso, trajera? ¿Quién al oir de tu clarín sonoro el épico fragor, no se conmueve de extraña ignota fuerza arrebatado, cual inexperta mano a la violenta sacudida de eléctrica centella? Y ¿quién habrá que lea con duro ceno. descritas por tu pluma, las virtudes del héroe americano, inimitable ejempb de valor y de ardimiento en arrostrar los riesgos, y a su carro la inconstancia fijar de la fortuna? Y ¿quién previó jamás de lo futuro los arcanos que encubre el denso velo de un porvenir incierto. sino un genio, árbitro de la suerte y del destino? "Si: el mundo de Colón ha de ser libre. Y lo será si. injusto, n o desoye el cielo los clamores y los votos de la justicia y la virtud más pura. ¿No es éste el sitio mismo en donde el pueblo romano se scampó, donde hizo frente al implacable Anibal, y contuvo su marcha gigantesca, cuando altivo, reiterando el antiguo juramento, dueño ya se creyó del Capitolio: cuando orgulloso ya pensó que el día Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945
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