Fénix 3, 515-540
de vivir dominados por tiranos. Vé, Próspero : recorre esas regiones. En ellas, tú mi imperio consolida; y corta, de una vez, el vergonzoso nudo que a extraño usurpador las une, En ellas el imperio de las leyes establece; a tu diestra bienhechora haz que deban la paz y la abundancia y la Justicia y todas las virtudes. Abre las puertas a la industria: el fraude castiga; y premia el mérito; a las letras próvido amparo y protección dispensa; del desvalido contra el poderoso, de la viuda, del huérfano inocente te constituye generoso padre. Y verás, antes que el terráqueo globo doce veces la vuelta haya alcanzado a dar al rededor del astro bello, a quien el religioso peruviano dió culto en su feliz edad de oro, que pueblos entre sí los más distantes de ese vasto hemisferio, reducidos a un solo pueblo, a una familia sola, por unas mismas leyes gobernados, se gloriarán en aclamarte padre y su Libertador y su delicia. Desde la invocación preliminar y el juramento del Sacro, hasta "El Vati- cinio" de la diosa, el poerna inuestra uria intensidad ascendente. Se inicjc? con tenues y escabrosos acordes, en !os cuales señorean los símbolos cultos, trazando un difícil destino a la frase; pero insensiblemente prescinde el poeta de ellos, y su pensamiento gana en vigor y fluidez: logra elevar tono y ritmo, acentúa el énfasis: y una lecónica confirmación del vaticinio le da fin, cuando mayor es la ansiosa identificación del !ector. Hábilmente abandona el poeta la razón y opta por la emoción; deja los alardes de erudición clásica y ofrece una grácil pintura de nuestras tierras; olvida los héroes de otros tiempos y enaltece la actitud airosa de los patriotas americanos. Apenas nombra a Bo- lívar, pero todo el poema es un colmado elogio de sus virtudes; su personali- dad domina las vagas imágenes que evoca; y, aún en las extrañas tierras que domina el Sacro, se siente palpitar alientos y aromas de América. En conse- cuencia, denota un absoluto dominio de la estructura poética, cada elemento asume la parte que le corresponde, sin desbordamientos, ni cortedad; y, de acuerdo con un viejo ideal retórico, todo confluye ordenadamente hacia la unidad. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx