Fénix 3, 515-540
Como retor y humanista, José Pérez de Vargas puede considerarse ini- ciado en los secretos de la creación poética y en el trato con las musas. Las alturas del Parnaso -"a cuya cima después de largo esfuerzo al fin se llegaw-p conservan las huellas de su paso. Exclama: iOh! ¡Si el cantor de Delos pulsar me concediera la lira placentera del tierno Anacreón. . . Y luego entona su afinada voz. Pero ha heredado la severidad de aquellos cantores que censuraban al pueblo hebreo la corrupción de sus costumbres. Por eso se le siente agobiado por honda cólera, ante las trovas que en su tiem- po recogían los odios suscitados por la política y la malevolencia: Lejos, lejos de aquí la fatal plaga de esos falsos poetas, que sin freno, sin luz, sin orden, tropezando en todos los opuestos estorbos, no desisten del demente prurito, abandonados a su ciego furor, menos de burla que de lástima dignos, la deshonra son de las Musas y el borrón de Apolo. Contra ellos dirige más severas invectivas, pues, además de traicionar el alta. destino de la poesía, ofenden !a moral y el honor del ciudadano: inmunda plaga de "pseudopoetas" desterrados del Lacio, que vagando sin luz, a cada paso eruptan versos propios para envolver peje salado. . . Son cuervos cuyos graznidos perturban "el eco suave de la aonia selva", Pe- ro los olvida, y se serena después de fulminarlos con su cólera. De su ejeme plo deduce una enseñanza para la juventud: A esa turba dañosa y vulgo insano mirad con ceño y despreciadla huyendo, jóvenes, del contagio peligroso. Bebed puras las aguas de Hipocrenes, internaos en el coro de las Musas, y a vuestra frente preparad guirnaldas de los laureles con que el Lacio culto el verdadero mérito distingue. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.3, julio-diciembre 1945
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