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que egresaba del Colegio Nacional San Carlos -único del departamento- la emigración constituía la única alternativa a una vida rutinaria desempe- ñada en alguna escribanía o caja conwrcial ''. Cualquiera, el modelo e s p cqial que adoptemos, al enfocar cl conjunto nacional o continental de la época. Puno resulta un sitio netamente periférico. Sin embargo, el que Puno formara parte de la periferia" peruana y americana no significa que no existieran puntos de contacto con el exterior. cwn uno o varios "'centros" de mayor importancia. Volveremos luego sobre este punto. Aquí conviene indicar que la historia del Boletín Titikaka, así como la de la mayoría de las publicaciones del período. de modo alguno pue- de separarse de la historia personal de su fautor princ;pnl. En el caso del Boletín, la figura central frie la del co-director "Gamaliel Churata" (Arturo Peralta). poeta y periodista que., luego de haber ensayado varios seudónimos, :e quedó con el apellido indígena de Churata. Nacido en Puno en 1894 de una familia mestiza de clase media, fue educado. como todos los de su ge- neración, en la Escuela Elemental No. 881 dirigida por el maestro José An- tonio Encinas, y luego en el Colegio Nacional San Carlos. De muy joven, según diversos testimonios, se convirtió en lector omnívoro y en un formida- ble autodidacta literario de gustos clasicistas, entre cuyas lecturas favo- iitas predominaban las del Antigtro y Nuevo Testamento. de 1,s clásico, griegos y romanos, de los padre.; de la Iglesia y de las crónicas coloniales 14. lnforma su contemporáneo Emilio Romero que Churata " . . .nos influyó tanto, que empezamos a llamar a las chicas Judith, Rurh o Rebeca en vez de sus vulgares nombres andaiixceij en uso" " Desde joven Ghrrrata colalo- 1.6 en el periodismo local como cajista y como escritor, y para el año 1917 pas6 a Potosí, Bolivia, contratado como jefe de taller de una imprenta; allí fundó con el escritor boliviano Carlos Medinaceli la revista literaria Gesta Rcérbara, en la que colaboraron varios talentos potosinos de tierna edad 16. Vuelto a Puno, Churata obtuvo el puesto de Bibliotecario de la Munici- palidad, donde pudo aumentar su ya vasta lectura y proporcionarles materiales Gran parte de la juventud puneña de las capas medias, al terminar la secundaria y al enfrcntarac rcn !a Falta dr cpor.!ui~iilatl~s rn su departamento natal. optaron por emigrv. opci6n que eería adoptada dccpirt:~ en gran escala por otros estra- tos sociales. Informa Emilio Romero, en Einii'io Romero (Lima: Librería-Editorial Juan Mejia Baca, 1966). p. 18: "Sin eoincrcio ni industrias, [kuno] s6lo nos ofrecía una salida: trabajar cn los vapores del lago como gruinetes o sepuItarnos en una escri- banía . . . Todos nos dispersamos en busca de ambiente para seguir estudios superiores o 1:ma eficonírar trabajo. La mayor wartc: torii:iron e1 c;imino de La Paz tan próximo a Puno y que en verdad rrn el foco inte!ectiiaI qire dirigía la mentalidad del altiplano entero . Muchos de loi recuerdos J juicios emitidos por contemporáneos de Churata han sido recopilrdos en el lihsn C-anznliel Churnta. Antología y ~doracián (rima: Instituto Puncñn de Cultura, 1971). Este volumen se citará de aquí en adelante como An~ologia. Emilio Romero. "Gamaliel Churata, el medio. e1 moniento y el hombre". en Antolo- gía, p. 428. Emilio Vi$yuez, "Churata y su obra". en Anrologia. p. 433. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.30-31, 1984

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