Fénix 32-33, 117-141
BALANCE BIBLIOGRAFICO DE DOS EFEMERIDES 133 dose en la "Unión" en la que pudo ser testigo de excepción, en el viaje de esa nave al lado de !a "Pilcomayo'~ de la primera acción de la guerra: el combate de Chi- pana, el 12 de abril frente a la desembocadura del río Loa. Vuelto a Lima, se embarcará en orden a cumplir su misiGn de corresponsal, en la "Independencia" desde donde presenció el infeliz encuentro de Punta Gruesa, el que termina de relatarlo con estas significativas palabras "me abstengo de hacer comentarios porque cualquiera apreciación sería pálida al lado de la desgracia que hoy lamentamos todos los peruanos". Luego del 21 de mayo, del Campo pasó al "Huáscar", donde pudo asistir a las excursiones de esta nave hasta su retorno al Callao. A fines de junio embarcado en el "Oroya'j formo parte de la expedición a Mollendo; luego estuvo en el "Talis- mán'', en una poco recordada travesía a Panamá a fin de traer un armamento que se había logrado pasara por el istmo. La siguiente salida de del Campo fue a bordo de la "Unión", escoltando al "Huás- car", durante la cual (23 de julio) fue testigo de la captura del transporte chileno "Rímac" y 3 buques mercantes (en el primero de ellos se capturó íntegramente al batallón "Yungay"). A raíz de la captura del "Rímac", Grau pudo tomar conoci- miento de la proximidad al e s p e ~ h ode hfagallanes de naves inglesas que traían armamentos para Chile; las difíciles condiciones en que se hallaba entonces el "Huáscar", y las mejores calidades marineras de la "Unión", lo decidieron a desig- nar esta nave para que intentara interceptar tal envío de armas; del Campo fue en- tonces de la partida en esa excursión que cubrió de gloria a nuestros marinos. He- chos muy interesantes de esa notable hazaña son de nuestro conocimiento por la acuciosidad con que del Campo supo recoger detalles muy significativos, natural- mente ausentes de los partes o reseñas oficiales de tan arriesgada navegación. Más adelante, siempre en la 'Unión', siguió acompañando al "Huáscu" en sus repe- tidas correrías hasta el glorioso 8 de octubre de 1879 que nos descriloe con esmero y detalle, llegando a indicar los disparos y la hora en que ocurrieron del "Huáscar", el "Cochrane" y el "Blanco Encalada", entre las 9.30 y 10.38 de esa mañana, hora en que, por propia deciaración sabemos "ya habíamos perdido de vista a los comba- tientes". La última crónica que escribió del Campo, la datG "A bordo de la ' Unión ', al an- cla, Callao, Diciembre 22 de 1879", y apareció al día siguiente; en ella, él que había sido un observador agudo y sereno de los hechos, él que había sido espec- tador de acontecimientos extraordinarios y mudo trstigo de i~provisacionesy desaciertos de esta fatal contienda, estamparía estas palabras que incriininan a quie- nes tuvieron entonces la dirección de la guerra: "A la verdad que hay hechos que debieran silenciaise en honor del país: pero, es necesario que algunos de ellos se co- nozcan en su debida oportunidad para que sepa la nación entera, y también nues- tros enemigos, que si mañana la suerte de las armas fuera adversa,no deberá cul- parse al pueblo peruano, siempre altivo y viril para vencer, sino a los hombres que han dirigido la presente guerra". Terrible acusación que partía de la pluma y el co- razón de un patriota de verdad. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.32-33, 1987
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