Fénix 32-33, 117-141

FENIX "¿Por qué si existió un capítulo tan brillante denominado 'Las correrías del 'Huáscar', no hubo otro equivalente para Chile que se llamara 'las andanzas del 'Cochrane' o del 'Blanco Encalada'?". Nos atrevemos. a contestar la pregunta a contrapelo del comentario de Santiago Prado: &Porqué?, porque el Huascar sí fue el espanto de los blindados chilenos. Rafael Sotomayor, a quien remite la carta Pinto, era Ministro de Guerra en campa- ña, desde el 20-VIII-1879;en esa calidad murió en Yaras el 20 de mayo de 1880, en las vísperas de la batalla de Tacna. De 61 diceMario Bar:os van Buren en su Historia Diplomática de Chile, que era "prominente hombre público del partido Nacional, a quien Pinto tenía in mente como su sucesor en la presidencia. Sotomayor era, en esos instantes, el hombre de Estado más completo que Chile podia desear. . .". A más abundamiento se puede también recordar el numeral 69 de las instrucciones que recibiera Gaivarino Rivero, al ser nombrado Jefe de la Escuadra chilena en reemplazo de Juan Williams Rebolledo. Allí se lee: "69. Las operacionesmarítimas deben emprenderse con la celeridad posible, a fui de que, batida la escuadra perua- na, pueda nuestro ejército movilizarse en el acto e invadir el territorio enemigo.Para este efecto, una vez que V.S. haya batido al Huáscar o La Unión, deberá en el mo- mento dar aviso a Antofagasta, y venir con toda la escuadra alli para convoyar el ejército, si ya no' hubiere peligro en el mar, q despacharuna parte de ella que, pro- tegiendo al ejército, pueda facilitar su movimiento sin riesgo alguno. . ."'. Esta intrucción muestra fehacieatemente, que el ejército chileno -lo que bien sa- bemos- estaba acantonado en Antofagasta sin decidirse a atacar suelo peruano, de- bido al temor que despertaba fundamentalmente el "Huáscar". Conocemos el esca- so poder del "Huáscar" al lado de los blindados chilenos; vale también recordar la expresión del historiador chileno Francisco Antonio Encina que opina que la es- cuadra chilena era cuatro veces mayor que la peruana, haciendo la referencia a ¡os momentos iniciales de 1.a guerra; pero más adelante, al perderse la Independencia en Iquique, ¿cuántas veces mayor era Ia Escuadra chlena? A pesar de eiio, se seguía considerando peligrosa la presencia de nuestros buques. Por otra parte ¿puede alpiien en su sano juicio criticar que Grau quisiera el mejor carbón para sus naves, con la menor producción de humo, que le asegurara una m x vi&ilidBd ante los enemigos? jno hobrian querido lo mismo - e s decir el m- jor &ón y con menor producción de humo-los comandantes rlfiilwros? jo pre- ferían navegar con mal carbón anunciando con abundante humo su presencia? Apuntan las preguntas a estimular en el lector menos atento a esos temas, la serena compulsa de las fuentes en busca de una más exacta aproximación a la verdad histórica. Algunas personas, debemos seiíalarlo, ponen en tela de juicio la textual trascrip- ción del libro Correspon&encz'n. Nosotros mismos hicimos esfuerzos en una estadía 8. Ahumada Moreno, v. &-p.s. 474-75 Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.32-33, 1987

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