Fénix 32-33, 96-112

BIOGRAFIA DE ESPINOSA MEDRANO 3. UNA BIOGRAFIA CRUZADA POR LA LEYEND.4 Las biografías del Lunarejo se han nutrido hasta ahora de dos fuentes bibliográficas. De éstas, la más fiel es la de Esquive1 y Navia. Ar~terior a ei!n son las noticias consig- nadas en los prelininares del sermonario de 1695, glosadas hasta la hi9érbole por to- dos cuantos han ofrecido información sobre Espinosa Medrafio. Hay noticias que, por cierto. ambas fuentes callan, como ocurre con el nacimiento y la filiación del Lunarejo. Todo lo que al respecto se lee es fruto de vaguedades o conjeturas. Las afirmaciones que lo califican ora de indio, ora de mestizo, así como las que pa- trocinan su origen hiimiide, carecen de apoyo documental hasta ahora y no resisten un análisis serio. No hemos hallado testimonios del ingreso de Espiriosa Medrano al Colegio cuzqueño de San Antonio Abad, que ayudaría a ratificar la edad temprana que todos le atribuyen en esa circunstancia. Las Constituciones del Seminsriode San Antonio establecían (item 2) como condición para ingresar "ser naturales de este Obispado del Cirsco". Ahí se exige que los estudiantes sean "de legítimo matrimo- nio"; que sean "limpios, sin raqa de moros ni judíos", requisitos de ios que no "a lugar a dispensación en ningún tiempo". Podemos conjeturar: todas esas condicio- nes reunía el Lunarejo. Que no todos los alumnos eran pobres permite intuir10 el item 6 de las Constituciones citadas, cuando wtoriza el icgreso de "algunos hijos de personas ricas". No tiene asidero, por eso, afirmar hoy que "a pesar de su ori- gen" alcanzó el Arcedianato de la Catedral (Migone 1982: 41); refutador de esta afirmación es el texto de la conocida carta del Obispo Mollinedcl 7. Si algún valor tiene (más allá de la retórica) la aclaración del autor del Prólogo del sernonario, no era Espinosa Medrano ni de ascendencia noble ni de posición acomodada: "Fue hijo de sus obras este nobilissimo sugeto. Nabilissimo dixe? Dixe bien. que la nobleza, no sólo se piiede heredar, sino también sdqui- IU". (Espinosa Medrano 1595: f. [IX]). La nobleza estaba endeudada a sus obras. No importa que la afirmacion repita una vieja sentencia tridentina. El antiguo discípulo de predicador pone knfasis en !a afir- mación para acallar tal vez voces disonantes. (Más tarde aludirá a envidias que sobreviven a Espinosa. años después de su muerte)' '. Estas hfo~qlaciones del sermonario deben ser tomadas con cautela. Mucho se aice y bastante se exagera. Que mereció ser mitrado. Que fue alumno de Jsan de Cárde- nas. Que le conmltabari asuntcs teológicos "como a oráculo viviente" desde "varias partes del Reyno". Se llega a comparar a Espinosa Medrano con San Jerónimo y se alega el testimonio del franciscano fray Antonio de Vi!labotia, del que se ofrece un extracto. Nadie ha podido describir el libro que sobre Espinosa Medrano se afinna 17. Véase en los datos cronológicos el correspondiente al ! 5 de marzo de 1678. 18. Vid. nota 9. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.32-33, 1987

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