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se opusieron a esta decisión y pretendieron, sobre todo Casariego, ofrecer resistencia armada. A ambos se les trató de convencer para que persuadiesen a la tropa de asumir cualquier actitud de fuerza, pero Casariego se negó rotundamente a aceptar la invitación y "sumamente airado por lo resuelto, y después de pronunciar algunas palabras entre cortadas, dejó el asiento y se retiraba de la sala consistorial, para ponerse al frente de las fuerzas, que se hallaban como hemos dicho, sobre las armad"'. Este hecho determinó que Casariego, fuese obligado a retornar a la sala, donde se le tuvo estrechamente vigilado. La actitud de Germán fue distinta, pues no tuvo otra alternativa que acatar lo decidido por la mayoría y entregó la orden de deponer las armas al alcalde de la ciudad. La asamblea designó una comisión que fue a los cuarteles para hacer cumplir la orden de rendición. Hubo resistenkia de parte de algunos efectivos, que negaron validez a la orden, alegando que élla había sido efccto de la coacción. Uno de los integrantes de la comisión, Tomás CortCs, se puso a la cabcza del pueblo y actuó con firmem y amenazó con desarmar a la tropa mediante el uso de la fuerza. Finalmente, gracias a los recursos persuasivos a los que acudieron el propio Cortés y los oficiales subalternos Matiz, Machuca y Arellano, todos ellos piuranos, convencieron al "al Sr. Seminario", que era pariente del alcalde, don Jerónimo, y otros oficialcs, para acatar la orden y la tropa se disolvió poniendo su armamento y munición a disposición del ayuntamiento. Como corolario de estos hechos, don Manuel Diéguez fue designado goberna- dor militar de la ciudad y se confió el mando de las tropas patriotas al capitán Seminario, uno de los principales artífices del movimiento libertario. La jura solemne de la indepencia se realizó el 6 de enero "con júbilo de todos pues aun los españoles fraternizaron con los patriotas, se celebró el acontecimiento y a fin de mantener el orden y evitar los excesos a que podía entregarse la plebe, se formó una compañía de milicias reglada, que se puso a órdenes del subteniente de cazadores José María Ra~gada"~. El ejemplo de Piura fue seguido, días después, por el pueblo de Paita. El 14 de enero de 1821, el comandante militar de la plaza del puerto, Francisco Frías y Adrianzén, convocó a una reunión al primer cabildo patriota, en la sala consistorial para la designación del organismo legal de gobierno local. Luego de la votación, se obtuvo el siguiente resullado; alcaldeManuel Pizarro, regidor decano José Baltasar Guaylupo; José Chiriga, Cayetanode la Trinidad, Juan Enríquez, regidores y Cipriano Moyño, síndico procurador. La realización de este acto cívico, en cl que se reconoció la independencia 5. REBAZA, Nicolás. Anales del departamento de la Libertad, p. 208. 6. VARGAS UGARTE, Kubén. Historia del Perú-Emancipación (1809-1825), pp. 242-243. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.34-35, 1989

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