Fénix 36-37, [1-14]

LUIS JAIME CISNEROS Homenaje a Alberto Tauro a quietud asumida hace unas horas por Alberto Tauro ofrece claro contraste con el arduo trajín de su larga vida académica. Vida sin descanso y sin estridencias. Vida cauteladora de la verdad, atenta al flujo inesperado de los acontecimientos, reservada al cultivo auténtico de lo histórico, ésta con que Alberto Tauro enriqueció nuestra amistad y enalteció la historia cultural de la repúbiica merece de nosotros gratitud. Yo digo acá la gratitud de la Academia Peruana de la Lengua, en el seno de la cual tantas veces nos ilustró Tauro con su consejo talentoso y su palabra edificante, y pongo de relieve -consciente de que el momento exige parquedad- los rasgos sobresalientes de su quehacer. Cuando en las tesis que para optar bachillerato y doctorado concilió Tauro los nombres del general Echenique y el poeta Alejandro Peralta, definía con claridad /as líneas que habrían de ir caracterizando su labor inteiectual: la historia y la literatura, amalgama que no puede extrafiar a quien pertenecía a osa generación que, estimulada por la gran crisis política de 1930, halló refugio y expresión en los caminos del ensayo y de la crítica. De ahí la inquietud sociológica que anida en sus escritos, donde advertimos desde !a hora primera la impronta de/ espíritu de Mariátegui. Pero A1bert.a Tauro no se dejó seducir por la refulgencia de un proselif!:smoajeno a su honda vocación académica: fue un maestro universitario y un investigador cabal y vivamente se empeñó en que tales aspectos de su quehacer se ciñeran estrictamente a una terca vocación intelectual. Muchos incomprendieron su actitud y no supieron aquilatar este difícil equilibrio entre su raigal pensamiento filosófico-políticoy su esencia! vocación universitaria. Puso Tauro al servicio de la historia y la literatura una rotunda claridad conceptual, alimentada por un fervor docente inicialmente estimulada en las aulas secundarias y robustecido luego en b s claustros del Instituto Pedagógico y de la Normal Superior. Como era raigalmente hombre de laboratorio, la investigación atrajo a Tauro desde la hora primera. Por eso resulta natural su preocupación por e/ tema de las fuentes historiográfjcas. Nadie trabajó con tanto ahínco como &i para desperfar el interés por los estudios bibliograficss, tarea dura y sosa a /a que sóio están convocados espkitus muy sagaces. No suele la bibliografía ser materia atractiva ni brinda f~cíles tr~unfos,pero cuando está orientada por la perspicacia y la tenacidad marca derroteros felices para quienes de Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.36-37, 1990-1991

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