Fénix 36-37, 125-145

LIBROS PROFANOSY SAGRADOS BIBLIOTECA A. DAVALOS 135 tiempo; Juan Rufo Gutiérrez, jurado cordobés, ofrece en su poema La Austriada una exaltación de los hechos heroicos de don Juan de Austria; el extremeño Joaquín Romero de Cepeda, a su vez, brinda su colección de poesías, comedias y narraciones históricas. Además, el burócrata peninsular mantiene sus vínculos con el espíritu del Renacimiento italiano. Para comprobación de esto cabe mencionar al célebre Petrarca, que aporta su poema moral de los Triunfos. Le sigue el carmelita Bapüsta Mantuano, escritor de versos en loor de la religión cristiana, y -una vez más- el neoplatónico León Hebreo, cuyos diálogos aparecen en la divulgada traducción castellana que hiciera el lnca Garcilaso de la Vega durante su residencia en la madre patria. A manera de complemento, existe una versión de b s Metamsrfosis de Ovidio en tercetos y octavas rimas, acorde con el gusto de la corriente petrarquista, y están también los anales de Tácito con la historia de Roma imperial. Una diversidad de otras materias componen igualmente aquella biblioteca limeña, Encontramos un "Libro grande" que probablemente sea el Theatrum del sabio Abraham Ortelio, geógrafo flamenco que compuso el primer atlas moderno; hay un ejemplar de la historia medicinal del sevillano Monardes, que incluye ya los aportes de la naturaleza americana a la ciencia de Galeno, y un tratado de caballería hecho por el capitán Pedro de Aguilar. Se ubican sendas obras (cuyo título, lamentablemente, queda impreciso) de Nebrija y Vives, ilustres exponentes del humanismo español. Y existe mención de otros volúmenes, cuya identificación no es sencilla: un relato de los hechos memorables de algunos papas y cardenales, en lengua toscana, un libro de las guerras de Italia durante el pontificado de Paulo IV y un "arte de escriuir" o manual de redacción. En último término debe indicarse la serie de novelas de caballerías que Antonio Dávalos, antiguo oficial del tesoro público, tenía en su propio hogar; revelación sorprendente ya que, como es sabido, dicho género de "historias mentirosas" se hallaba oficialmente prohibido de circular en Ameri- ca. Sin embargo, aparece un conjunto de cuatro obras bien representativas de esa literatura popular. Se registra la narración de las aventuras del famo- so Amadís de Gaula, el libro sobre el caballero Primaleón (perteneciente al ciclo de Palmerín), la historia de Carlomagno el relato en torno a las fabulosas hazañas de don Cristalián de España y su hermano Luzescanio, compuesto por la dama vallisoletana Beatriz Bernal. Estas noticias corroboran plenamente las afirmaciones de lrving A. Leonard (22), quien ha observado cómo el espíritu creado por tales novelas sirvió para activar la colonización del Nuevo Mundo y cómo ellas se imprimieron y divulgaron en la clandestinidad, aun en manos de los representantes de la monarquía. Precisa relación de los libros mencionados en el inventario de bienes de 1599 puede encontrase en el anexo documental que cierra este trabajo. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.36-37, 1990-1991

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