Fénix 36-37, 60-124

habiendo sido recesada la Universidadde San Marcos viajó a Europa donde participó -entre otras actividades- en el Congreso Internacional de Bibliotecas efectuado en Madrid en 1934. Al reabrirse la Universidad de San Marcos, en 1935, regresa y se hace cargo de sus cátedras y de la biblioteca; en ésta, manifiesta Basadre, "... no fue mucho lo que pude hacer desde el punto de vista técnico por dificultades económicas y deficiencias de local ... pero me preocupé por dar nueva vida y nueva orientación al Boletín Bibliográfico ..." (Basadre, 1968 : 18); desde entonces los estudiosos pudieron disponer de la relación de las obras peruanas editadas anualmente debidamente clasificadas, de los artículos en diarios y revistas nacionales, de bibliografías de autores contemporáneos, de relaciones de seudónimos, así como también de artículos eruditos. A pesar de las dificultades, a las que alude Basadre, la biblioteca pudo atender las necesidades más urgentes tanto de alumnos como de docentes; para ayuda de unos y otros se tradujo obras fundamentales referentes al Perú y a la cultura general; años más tarde refiriéndose a su retorno en 1936 afirmaría : "... propague entre nosotros, por vez primera, la filosofía de la moderna institución bibliotecaria." (Basadre, 1981 : 432). Al renunciar Basadre a la Dirección de la Biblioteca en 1942 y al fraccionársela posteriormente -en tres locales- decayó en el cumplimiento de sus objetivos, En cuanto a la Biblioteca Nacional, no la hemos podido tomar como biblioteca-tipo, dada las enormes deficiencias que presentaba antes del incendio de 1943. No contaba ni siquiera con un catálogo mínino; los lectores escribían de memoria los títulos de los libros de cuya existencia -en la Biblioteca Nacional- conocían a través de profesores o amigos; desconociendo su existencia eran muchísimas las obras que permanecían sin ser tocadas. En algunos casos, muy raros por cierto, se concedía a algún investigador el traspasar la reja que separaba la sala de lectura de los depósitos de libros; sólo en estos casos se abrían algunos volúmenes cuyas páginas durante mucho tiempo no habían estado en contacto con el oxígeno del aire. Hacia los años 20 del presente siglo, siendo Alejandro Deustua director de la Biblioteca dispuso que Jorge Basadre -entonces empleado de ella- registrara en fichas las obras editadas en el siglo XX; estas fichas fueron puestas al servicio del lector y sirvieron de guía, aunque sólo, en lo referente a la producción relativamente reciente (Ibid). En 1941, siendo Jefe de la Sección de Bibliotecas de la Dirección de Educación Artística y Extensión Cultural (Ministerio de Educación) Luis Fabio Xammar, se nombraron catalogadores para que procedieran a la catalogación del material bibliográfico de la Biblioteca Nacional; ellos fueron seleccionados entre estudiantes de San Marcos y profesionales; previamente se les proporcionó una preparación técnica de acuerdo con las nuevas orientaciones de la disciplina bibliotecológica difundida en los Estados Unidos de Norteamérica y en México, la capacitación corrió a cargo del Dr. Alberto Tauro. Los catalogadores desde un primer momento encontraron resistencia tenaz, especialmente, de parte del Director de la Biblioteca, hecho del que dejaron constancia en un Memorial elevado al Presidente de Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.36-37, 1990-1991

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