Fénix 36-37, 60-124

B) La fundación Aquí debemos aceptar, aunque no sin sentimiento, aquello de que no hay mal que por bien no venga, pues sobre las cenizas de la segunda BibliotecaNacional se levantó la tercera y en ella nació la Escuela Nacional de Bibliotecarios. Fue preciso un gran desastre, como el incendio, para derribar junto con el edificio, la indolencia, la apatía que en materia bibliotecaria existía entre nosotros, y quiso el cielo que en aquellos momentos existiese un hombre de las cualidades de Jorge Basadre, con tesón a toda prueba y con conocimiento de la moderna técnica bibliotecaria. Designado por el presidente Prado para la ardua tarea de restaurar la Biblioteca Nacional -en razón de la especialización que sobre la materia había efectuado en los Estados Unidos de Norteamérica- desde el primer momento se percató que no era factible dicha restauración sin un personal especializado en Bibliotecología;de allí que una de las tres condiciones que pusiera, al Jefe de Estado, para su aceptación del cargo, fuera la creación de la Escuela de Bibliotecarios; las otras fueron: criterio técnico en la organización del nuevo establecimiento y autoridad efectiva para manejar la Biblioteca y para tratar directamente con el Jefe del Estado acerca de los grandes problemas que la reconstrucción llevara consigo. La suerte de la Escuela Nacional de Bibliotecarios estaba unida a la Biblioteca Nacional, las peripecias de la una lo serían de la otra. A pesar de la opinión adversa, de algunos burócratas cercanos al Presidente de la República, a la creación de la Escuela de Bibliotecarios, éste promulgó el 23 de junio de 1943 el Decreto Supremo que creaba la misma (El Peruano : 24 de junio de 1943 : 2); en él se señalaba la necesidad de que existiese "... un cuerpo de empleados capacitados para desempeñar los puestos en las Bibliotecas Nacionales ...", se encargaba al Director de la BibliotecaNacional, Dr. Jorge Basadre, la organizacióny reglamentación de la Escuela, ordenándose que los gastos que demandase dicha creación se aplicasen al Crédito Extraordinario votado para la reconstrucción de la Biblioteca Nacional. El Dr. Basadre se abocó inmediatamente a la labor de organizar el funcionamiento de la Escuela, la que suponía varias tareas: se puso en contacto con el Comité Norteamericano de Ayuda a la Biblioteca Nacional, a fin de que seleccionase en ese país -donde el avance de la disciplina bibliotecológica figuraba y figura entre los primerosa nivel mundial- personal docente de reconocida capacidad. La visión del Dr. Basadre respecto a la profesión bibliotecaria y la necesidad que el desarrollo de un país tiene de ella, le llevó a pensar en la Escuela como una institución permanente en la que se formasen no sólo los bibliotecarios que la Biblioteca Nacional requería para su reconstrucción y posteriormente, sino también aquel personal que a todas las bibliotecasdel país les urgía; por ello en los planos del nuevo edificio figuraba el local en que debía funcionar la Escuela. Mientras se efectuaba la construccióndel edificio eran necesariosambientes Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.36-37, 1990-1991

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