Fénix 39, 44-55
del mundo y los bibliotecarios, que alternan este papel con el de lectores, son la humanidad exploradora de lo desconocido. Reflexionar sobre la naturaleza y el Orden de la Biblioteca es reflexionar sobre el orden cósmico y universal, y explorar y buscar libros preciosos o extraños, es encontrarse con los objetos y formas, reales e ilusorias dcl mundo que nos rodea. Y el narrador, omnipotente, sentencioso,califica o descalitica los acontecimientos según se ajusten o no a un Orden que 61supone existente, superior y eterno. Hay una conciencia de la divinidad a la que se busca a través de sus manifcstacioncshumanas, los libros,y de sumanifestación suprema, el Orden de la Biblioteca. En el universo exclusivamcntc masculino presentado por Borges, toda relación humana esmeramente referencial, o destructiva, como cuando se emprende la vertiginosa búsqueda de las «Vindicaciones)),los maravillosos libros que resuelven el destino personal y el origen de la Biblioteca. Nos dice Borges: «Miles de codiciosos abandonaron el dulce hexágono natal y se lanzaron escaleras arriba urgidos por el vano propósito de encontrar su Vindicación. Esos peregrinos disputaban en los corredores estrechos, proferían oscuras maldiciones, se estrangulaban en las escaleras divinas, amo-jabanlos libros engañosos al fondo de los túneles, morían despeñados por los hombres de regiones remotas. Otros se enloquecieron ... Las Vindicacioncs existen (...) pero los buscadores no recordaban que la posibilidad de que un hombre encuentre la suya, o alguna perdida variación de la suya es computable en cero)). Es decir, una búsqueda condenada de antemano al fracaso. El propio narrador confiesa haber sido partícipe de las agitaciones de su mundo en sujuventud y generosamente exclama: «Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno. Que yo sea ultrajadoy aniquilado,pero que en un instante,en un ser, tu enorme Biblioteca s e justifique)). Con esta invocación a la divinidad, en su ortodoxia inexpugnable ataca toda duda o vacilación frente a la fe y ratifica su certeza en la divinidad y en la infalibilidad y eternidad de la Biblioteca. Este universo astixiante, cornpletamentc artificial, hecho de ideas, libros,palabras, estemundocultural, estemundo histórico y no natural, ofrecc como única salida la muerte; y aún en ese trance no es posible el reencuentro Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.39, 1997
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