Fénix 39, 44-55
con la naturaleza para estos hombres nacidos en un hexágono y condenados a morir en otro, tan alcjados dc la tierra por su torre, vale decir por su cultura: «me preparo a morir a unas pocas leguas del hexágono donde nací. Muerto no faltarán manos piadosas que me tircn por la baranda; mi sepultura será el aire insondable;mi cuerpo sehundirá largamcntcy se corromperá y disolverá en el viento engendrado por la caída que es infinita)).No cs pues la tierra el lugar de reposo, sinoel vacío absoluto, donde todo es quietud y silencio, sólo alterado por el viento que genera cl propio cuerpo en su caída interminable. Más allá de la Biblioteca, más allá de la historia, el poderoso vacío acecha a ambos lados de la gigantesca escalera. No debemos olvidar que nos hallamos cn un espacio mítico, atemporal, sin localización ni límites precisos, nos encontramos en Babel, la torre proyectada y construida por los hombres para escalar el cielo y que no pudo ser concluída porque Dios introdujo la confusión de las lenguas como castigo por tamaña soberbia. En efecto, los hombres de la Biblioteca armados del mismo intelecto, del mismo espíritu, del mismo alfabeto y de los mismos sonidos, no pueden entenderse; cada hombre combina los mismos elementos de mancra distinta y obtiene resultados distintos, y por lo tanto no pueden comunicarse. Esta filosofía escéptica del lenguaje llega a poner en duda la posibilidad de comunicación aún en la propia lengua, que creemos comprender y compartir con los que están más cerca de nosotros. Es más, finalmente, cada hombre, cada bibliotecario es sólo un reflejo, un libro, una letra de un alfabeto laberínticodonde, los hechos aunque serepitan invariablemente escapan a nuestra comprensión. Es entonces que asoma la confusión escondida, la discordia detrás dc cada ángulo, de cada anaquel, de cada libro, uniforma sólo en la apariencia que refleja el espejo. Se nos habla de lenguajes incomprensibles, se generará entonces la necesidad de una filosofía,deuna metafísica que cxpliquclo incomprcnsiblc. La Biblioteca es total, se dice, y en ella, dialccticamcntc cabc la contradicción, la oposición y la adhesión. En esta Babel, víctima de la ira divina, los hombres tienen que navegar entrc desconocidas lenguas para no ahogarse en el sinsentido, en el caosmás destnictivo. El universo empieza a desmoronarse y a hundirsc por esa fisura en la estructura perfecta de la Biblioteca. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.39, 1997
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx