Fénix 39, 44-55
La primera estrofa nos describe un mundo armonioso, dondc todo funciona a la perfección, donde el decoro y la serenidad del Emperador se reflejan en el mundo que es su espejo, todo el discurso elaborado en tiempo pasado remata de la siguicntc manera: «Las secretas leyes eternas./ El conciertodel orbe: /Esas cosaso sumcmoria cstin en los libros/.Que custodio en la torro). Es decir, lo narrado se encuentra en el pasado, en la historia, cuya mcmoria guardada en los libros sc ericucntrün en una alta torre, tal vez como la de Babel, pero signada por la scrcnidadoriental,distinta a la sorda y callada dcscsperaciónde Babel. En la segundaestrofasucede la desolacióny la muerte,la destrucción de aquel paraísoperfecto,de aquel orden sereno, por obrade hordas extrañas: ((Lostártaros vinieron del Norte))dice «Y siguicron al Sur. /Inocentes corno animalesde presa. Cruelcscomocuchillos».En estasituacióncaóticaHsiang debe conservar, al igual que los libros, su tradición familiar: «El padre de mi padre salvó los libros/.Aquí cstán en la torre dondcyazgo. /Recordando los días que fucron de otros. /Los ajenos y antiguos)). Casi al final de laterceraestrofa el sujetopoéticoseidentifica,adquiere una identidad.Este párrafose inicia con una serienegativa: «Enmisojosnohay días. Los anaqueles1Están muy altosy no los alcanzanmis años)).Es decir, estamos en el tiempode la vejezy laoscuridad. (Nohay días))equivalea decir «Nohay anaqueles)),no hay libros.En la inaccesibilidadde«estánmuy altosy no losalcanzanmis años))semezclan planos espacialesy tcrnporales.Continúa con ((Leguasdepolvoy sueñocercanla torre)),csdecir la esterilidad, lamuerte y la ilusión rodean el círculode la sabiduríaque semantienealta e inaccesible pero segura en la torre; alrededor, todo ha pasado ya y verdad y mentira, sueñoy realidad seconfundenen una solamasa informe, (paraun hombre que ha sidoly contempla lo que fue la ciudad/ y ahora vuelve a ser el desierto)). Nuevamente comoenBabel,la concienciade la destruccióny deserlosúltimos; y concluye,comoquien habla de las estrellas, inconmoviblesen su eternidad y altura. «Ahí están en los altos anaqueles/. Cercanos y lejanos a un tiempo,/ Secretos y visibles como los astros (...)». Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.39, 1997
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