Fénix 39, 57-81

Sabemoscon detalle,justamente, que cl person-jc fue en sujuventud muy aficionado a las novclas dc caballerías, pcro las cmpczó a tener en dcsestima desde quc Icyó las ccnsurrisde PcdroMexía, en la Hi.sl«riu imperial y cesáiea, contra csta literatura fantástica. En cl inventario póstumo de sus bienes no figura ninguna de tales novclas, ni tampoco otras piezas recreativas (el Quijote, por ejemplo), quc debieron repugnar el espíritu austero del intclectual en los útimos años de su vida." ((Perotengamos en eucnta que es ésta la biblioteca de un hombre de edad avanzada, de un anciano solitario y desengañado, quemucre dejando terminada su obra, ya sin lazo alguno capaz de rctcnerlo en este mundo)), según cscribc José Durand.'" Una de las mancras privilcgiadas cn que el lnca Garcilaso asimiló la cultura renacentista -y por csto lc considcramos un exponente notorio del Renacimiento español- fuemediante la apropiación del Icnguaje, valc decir, la adopción del pulimento retórico característico dc aquella época. De tal modo, puede decirseque el narrador cuzquenorealizó una suertede «conquista historiogáfica» del ViejoMundo, aprovechandosu dominio de la lengua y el estilo de los humanistas. Scgún ha postulada Juan Marichal, nucstro autor se yergue como el primer individuo genuinamente datino-americano))de la historia, por su afán deliberado dc conectar el Rcnacimicnto curopco con el recién descubierto continente de las Indias y dotar al pasado incaico con las virtudes del mundo clásico gecorromano.li En su labor de bibliofilia, cl profesorDurand tuvomucho cuidado en reunir matcrialcs impresos que cowespondicran a la ctapa vital del Inca Garcilaso y que fueran, por lo tanto, coincidcntes con las piczas referidas en su inventario de bienes dc 16 16. En muchas ocasiones, por cierto, compró dos o más ediciones de una misma obra, ya fucre por la evcntualidad de cotejar el texto en diferentes idiomas o traducciones, o bien por el gusto -propio de bibliófilo consumado- de comparar tal y cual impresión. A veces, sin embargo, no le fue posible obtener ediciones dc la época apropiada y tuvo que contentarse con algunos ejemplaresmás tardíos de lasmismas obras que habían interesado al Inca.La serie de libros que figuran en ediciones que podemos llamar «doblemente póstumas))es la siguiente: Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.39, 1997

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