Fénix 4, 679-686

i Y vcs los poetas entendéis? illifíciles son, por Dios? iEn efeto íos leéis? Y me alegran más de dos. Lo que entiendo es para mi cosa de grandr piacer; y si algo no entiendo, allí digo: "iOh, cuál debe de ser aquello que 30 entendí!" Bien decís. Estos combates con la verdad se defienden; pero hay hombres tan orates que las cosas que no entienden las juzgan por disparates. Y es que no quieren creer que lo que no han entendido lo pueda nadie entender. Por eso en el mundo ha sido tan estimado el saber. ¡Pardiez con este galán! Más precio un libro discreto que cuanto esquilmo me dan estos montes, que en efeto por mis v~sallosestán". (Lope: Con su pan se lo coma, 1. R. Acad. N. E., IV, 333-b) . No hay libro malo, viene a decir el pastor Celio, y por su boca el gran poeta que tanto gustó de disfrazarse de pastor. Ni siquiera excusa de lees el temor de errar, que alguien pudiera sospechar en aquellos tiempos inquisitoria- les. Tal temor es una solemne necedad; así lo proclamó desde el púlpito un predicador de Felipe 11: "Que habernos venido de un extremo a otro: que por no ser hipbcritas, han dado los hombres en ser disolutos, y parecerlo; como el que, por no ser hereje, dió en ser necio y no quiso saber leer". (Cabrera de Córdoba: Sermones; N. B. A. E., pág. 37). Concluyamos este articulo llevándonos en las pupilas la visión poética del gran Lope. Libros y flores fueron los últimos compañeros de su vida: Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946

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