Fénix 4, 687-696
culación continental. La expansión de las revistas y periódicos bonaerenses señala las rutas de la expansión de los libros salidos de las editoriales ar- gentinas. La Exposición del Libro Nacional, plausiblemente provocada por Glus- be:-g, con agudo sentido de oportunidad, es probablemente el acto en que la Argentina revisa y constata sus resultados y experiencias editoriales, en el plano nacional, para pasar a su aplicación a un plano continental. Asturo Cancela, en el discinrso inaugural de la exposición, ha tenido palabras signi- ficativas. "Poco a poco --ha dicho-- se va diseñando en América el radio de nuestra zona de influencia intelectual y no está lejano el día en que, rea- lizando el ideal romántico de riuestros abuelos, Buenos Aires llegue a ser, efectivamente, la Atecas del Plata". "Este acto de hoy es apenas un bos- quejo de esa apoteósis, pero puede ser el prólogo de un acto más trascenden- tal. El libro argentino está ya en condiciones de merecer la atención del público en las grandes ciudades de trabajo". "Por su pasado, por su pre- , sente y por su futuro, el libro argentino merece una escena más amplia y una consagración más alta". De este desarrollo editorial de la Argentina --que es consecuencia no sólo de su riqueza sino también de su madurez cultural- tenemos que corn- placernos como buenos americanos. Pero de sus experiencias podemos y de- bemos sacar, además, algún provecho en nuestro trabajo nacional. El ín- dice libro, como he tenido ya ocasión de observarlo más de una vez, no nos permite ser excesivamente optimistas sobre el progreso peruano. Tenemos por resolver nuestro más elementales problema de librería y bibliografía. El hombre de estudio carece en este país de elementos de información. No hay en el Perú una sola biblioteca bien abastecida. Para cualquier investigación, el estudioso carece de la más elemental bibliografía. Las librerías no tie- nen todavía una oganización técnica. Se rigen de un lado por la demanda, que corresponde a los gustos rudimentarios del público, y de otro lado por las pautas de sus proveedores de España. El estudioso, necesitaría disponer de enormes recursos para ocuparse por sí mismo de su bibliografía. Inver- tirís además, en este trabajo un tiempo y una energía, robados a su especu- lación intelectual. Poco se considera y se debate, entre nosotros, estas cuestiones. Los in- telectuales parecen más preocupados por el problema de inprimir sus no muy nutridas ni numerosas obras, que por el problema de documentarse. Los li- breros trabajan desorientados, absorbidos por la fatiga diaria de defender el negocio. Tenemos ya una fiesta o día del libro, en ¡a cual se colecta para las bibliotecas escolares fondos que son aplicados sin ningún criterio por una de las secciones más rutinarias del Ministerio de Instrucción; pero más falta nos haría, tal vez, establecer una feria del libro, que e~ti~mulara l actividad de editores, autores y libreros y que atrajera seria y disciplinadamente la atención del público y del Estado sobre el más importante índice de cultura de un pueblo. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946
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