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por el problema de docurnc:itarse". "Para ningún estudio cien- tífico, literario o artístico ofrecen los anaqueles dc la Biblioteca Nacional una bibliografía suficiente". Y de tales observaciones de- rivaba José Carlos hdariategui una serie de oportunas sugestiones, ~ u e a la postre han sido aplicadas: "largo y pror~idoaumento de la renta de la Biblioteca Nacional", mantenida hasta entonces como la "Cenicienta del Presupue.sfo de la República"; institución de pre- mios a la libre creación intelectual; formación de una oficina (o Cá- mara) del libro, qrzc tomase a su cargo la difusión del libro peruano. Pero esto no es todo. ES preciso que se lea más y con menos pre- juicios, y que sc vea en e2 libro el índice nzás cabal de una cultura viva y actuante. En el siglo XV I I I , las páginas de MERCURIC) PER~AXC ) arrspi- ciaron la necesidad de establecer bibliotecas públicas, en las cuales el pueblo pudiese aproximarse a "las luces". Y, en igual forma, ,debe reconocerse anticipación prccursora a las ideas expuestas por José Carlos Mariátegui en los artículos que a continuación inser- tamos. A. T . LA POBREZA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL No se escribe frecuentemente sobre la Biblioteca Nacional. El público está enterado de que existe hace muchos aííos. De que sus ilustres elzevires y otros viejos volúmenes fueron salvados de la rapacidad de los invasores !chilenos por don Ricardo Palma. Y que por su dirección han pasado emi- nentes hombres de letras del país. No es esto, sin embargo, todo lo que hay que decir de la Biblioteca Na- cional. Los intelectuales tienen eI deber de destriiíi la cómoda ilusión de que el Perú posee una Biblioteca Nacional más o menos válida como instrumento de estudio y de cultura. No tengo una idea de la cultura peruana; pero creo que la Biblioteca Nacional no puede ser considerada como r:no de los órganos o de los resortes sustantivos de su progreso. La Riblioteca Nacional es, actual- mente, paupérrima. Me parece que todos los que nos interesan:os por la cyl- tura del país debemos declararlo con honradez y con franqueza. La Biblioteca Nacional no corresponde a su categoría ni a su título. No tendría, en otro país ,más valor que el de .una biblioteca de barrio o el de una biblioteca particular. Su capital de libros, revistas y periódicos es insignificante para una Biblioteca Nacional. Lo incrementan lentamente algunos exíguos lotes de libros modernos y algunos donativos de bibliografía oficial o de autores mediocres. No llega a la Biblioteca ni un síllo diario europeo. No llegan sino algunas revistas: el Mercure dé. France, la Revr~ede GenCve, Scientia. Ningún hornbre de estudio puede encontrar en la Biblioteca Ics medios de co- nocer o explorar algunos de los aspectos de la vida intelectual contemporánea. l Publicado en Mundial, Lima, 13 de marro de 1925. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946

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