Fénix 4, 725-729

mas. Arequipa, Tip. Quiroz Hnos., 1916. - Descripción del cielo; poemas de varios lados. Buenos Aires, Sociedad de Publicaciones El Inca, 1928. - Diario de mi sentimiento (1922- 1936). Buenos Aires, Talleres gráficos Excelsior, 1937. - Dimensión del hombre. Buensus Aires, Francisco A. Colombo, 1938. - Edad del corazón. Buenos Aires, Ed. del teatro del pueblo, 1940. - España no existe; conferencia leída en un café de Madrid, ante una vein- tena de amigos, el 25 de julio de 1920. Buenos Aires, Agencia general de lib. y publicacio- nes, 1921. - Joyería (poemas escogidos). Buenos Aires, 1919. - Haya Delatorre en si1 víspera. Lima, Rosay, 1931. - Hombres y bestias (bocetos críticos). Arequipa, 1918. - Jardín zoológico. Arequipa, Tip. Quiroz Perea, 1919. - Muertos, heridos y contusos. Bue- nos Aires, Imp. Mercatali, 1920. - Oda a Stalin. Bueiios Aires, Ed. El Martillo, 1915. - Panoplia lírica. Lima, Imp. Víctor Fajardu, 1917. - Química dei espíritu. Buenos Aires, Imp. Mercatali, 1923. - Los Sapos y otras personas. Buenos Aires, Sociedad de Publica- ciones El Inca, 1927. -. Simplismo; poemas inventados. Buenos Aires, Ed. El Inca, 1923. - Tratado de poética. Buenos Aires, Ediciones Feria, 1944. - El Universo está cerca. Bu-- nos Aires, Ediciones Feria, 1945. - Las Voces de oolores. Arequipa, 1918. Siempre voy a los cines con la esperanza de ver en la pantalla el dibujo animado de los libros, correspondiente al de los ratones en el sueño de Wain- merlin. No sé cómo este tema ha escapado a la imaginación estupenda de Disney, Issing, Fleisher, los otros magos del trazo viviente. Si el hombre que compra un libro, el primero, pensara en cl poder de mul- tiplicación que los libros tienen se abstendría, seguramente, de hacer ese d ~ s - pendio. Pues son como los bacilos o las polillas, poseen una asoinbrosa fa- cultad de reproducción. Dentro de una envoltura y atado con hilo de cáña- mo, entra uno, tímidamente, en 1 ~ s casas, bajo el brazo de las personas; lo desprenden de sus ligaduras, lo miran todos, la esposa, los hermanos, los kijos; al cabo de unos cuantos días, en que se lo ha llevado a la oficina, ha contern- plado las calles desde la ventanilla de un asiento de tranvía o ha dormido ba- jo la almohada de quien, para conciliar el sueño, lo condujo a su lecho, al- guien lo deja abandonado sobre una mesa, encima del aparador, en cualquier parte. Leído ya por todos, nadie se ocupa de él, pero a él le duele la soledad y, cautelosa, subrepticiamente, comienza a trabajar el espíritu de sus dueños, a taladrarles la conciencia para que le proporcionen un compañero, hasta que una buena tarde otro libro, también tímidamente, enfundado en su envoltura y atado con hilo de cáñamo, entra en la casa, esta vez de la mano de una da- ma y quizás codeándose con un mal oliente paquete de queso o de cebollas. E l recién venido inicia su peregrinación de ojos a ojos, para terminar reposan- do en un sofá, sobre la cornisa del ropero, encima del radiador de la cale- facción. Y empieza el idilio. Desde lejos, los dos tomos se hacen significativas guiñadas, suspiran, se envían los efluvios de una pasión naciente. Los be- sos son a la distancia y los ademanes tienen valor de promesa. Mensajes inalámbricos se cambian los corazones de papel, el alma de las líneas, la fin- ta, que es su sangre. De repente, una mosca, un insecto vuelan de un vo- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946

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