Fénix 4, 730-741
ANATOLE FRANCE BIBLIOTECAR!O 74 1 de France. Ha tomado para sí la tarea de leer múltiples infolios "docta- mente ilegibles", tan indigesto en sil contenido como pesados en su presen- tación material. Los ha resumido, compendiado, y nos presenta, en una pá- gina alerta y clara, toda la "substantificque moello". Al vertidas al francés -es decir en idioma agil, puro e intelegible-. ha tornado accesible un sinú- mero de ideas que, hasta entonces, eran propiedad exclusiva de un pequeño grupo de eruditos. Ha sido puec, una vez más, un perfecto bibliotecario de referencias. S a l nos parece ser la "facultad maestra" de France: el espíritu biblio- tecario. Ella moldeó su obra y explica sus distintos aspectos. Una embriaguez de conocimentos y de saber recientemente adquirido, la "fuerte encefalítis" de que habla Renan, le hizo adorar la Ciencia y sus posi- bilidades. France estaba leyendo a Laplace y a Darwin. Un día se pone a contemplar, en conjunto, !os libros reunidos en las anaqueles: filosofía y cien- cias sociales. Las contradicciones que aparecen entre tantas doctrinas opues- tas, explican sus obras radicalmente escépticas. Cuando visita su hemeroteca, las noticias del momento invaden su despacho: entonces se vuelve dreyfussard y anti-nazi.7 Más tarde, se interesará por los movimientos de extrema iz- quierda. Al final de su vida, una nota de amargura trasciende en su obras; es que ha recorrido toda la biblioteca y nada ha hallado. Es la confesión de un viejo bibliotecario encanecido en el oficio. Señoras, Señores: Hemos llegado al término de esta charla. Nuevamente deseamos agra- decer la amable atención y la gentil acogida que nos habéis dispensado. Ella confirqmavuestra tradicional hospitalidad, tan grata para nosotros, habitantes idel país hermano. Sólo nos cabe esperar que nuestras palabras no hayan sido del todo in- dignas de esta hermosa muestra bibliográfica y de las circunstancias que la hicieron relizar. El Protector de los Pueblos Libres, al firmar el decreto de fundación de la Biblioteca Nacional, decía "Sean los Orientales tan ilustrados como valientes". Aquí rodeados de estos bellos e históricos ejemplares, y frente a este selecto auditorio de personas reunidas para estudiar problemas de bibliotecologia, tenemos una vez más la prueba de cuan fielmente fueron cumplidas las palabras del Caudillo. J. Frederic F i n6 7 Con toda intención incurrimos en el aracronismo: antisemita, reaccionario, nazi, etc., son distintos vocablos para designar una sola y misma cosa. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946
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