Fénix 4, 730-741
ANATOLE FRANCE BIBLIOTECARIO 733 de estudios históricos: École des Chartes, École des Hautes Études, &coles Früncaise de Rome et d'Athenes. Comienzan a aparecer revistas como: La Biblioth6que de I'Écoíe des Charfes, Le Rrrllefin du Bibliophile, la Revue Frangaise de Nurnisnzatiqrre, la Revue Critique. . .' La historia -sea bajo su faz literaria, sea bajo su faz erudita- todo lo invade. a todas interesa. Tal es el ambiente qiie se forma Anatole France y la enseñanza que re- cibe refuerza la acción de éste. En la escuela estudió casi exclusivamente letras, como se estilaba entonces y, dentro de las letras, profundizó la litera- tura greco-latina así como la de los grandes clásicos del siglo XVII. Toda su vida sería un enamorado de Homero, de Virgilio y de Racine. Al mismo tiempo, las obras de los artistas contemporáneos producen sii fuerte impresión en la mente del joven. En La Vie en Fleurs nos cuenta cómo, el día de su bachillerato, subió a las torres de Notre-Dame. A fuer de buen romántico deseaba contemiilar "París a vuelo de pájaro". ¡Llegó tarde a la mesa de exámenes! Esta for.mación principalmente literaria no le llevó, sin embargo, a desdeñar las ciencias y, refiriéndose a sus años juveniles, escribe en las obras antes citada: "las ciencias, separadas de las letras son mecánicas y brutales; las letras, privadas de las ciencias, son hueras, por que la ciencia es la substancia de las letras". El amor hacia 10s libros, quizá heredado de su padre, no podía menos que desarrollarse en tales condiciones v. nluy pronto, ingresó en la docta co- fradía de los "papelófilos". A la edad de 15 anos, siendo todavía alumno del College Stanislas, redacta su Ltgende de S'zini-e Radegonde. En ella nos resulta difícil reconocer las ideas que, más tarde, sustentará el autor de Thais, pero no podemos negar que se trata del. trabajo de alguien que siente cariño hacia las cosas del pasado y que ha leído con detenimiento a Thierry, a ese mismo Thierry por el cual Sylvestre Boanard tendrá marcada simpatía. - ~u e s t r o autor mostró siempre poseer un espíritu "fino, penetrante, subtil, an?plio, todo lo tenía, salvo un cierto grado de vigorM.l Además, para em- plear una fórmula que hubiera hecho estremecer su sensibilidad de escritor, diríamos que era "profundamente asistemático". De ahí que la naturaleza parecía predisponerlo a escribir -igual que Nodier- ensayos y crónicas bi- bliográficas, tales las que publicara en Le Bibliophile Fratzgais, revista apare- cida en 1868 a 1873, bajo los auspicios del librero-editor Bachelin Desflo- resnne. Pero más predispuesto aún parecía para ser bibliotecario. En 1876 ingresó en la Biblioteca del Senado y en ella quedó hasta 1890. Bien sabe- mos que en ese puesto su trabajo distó mucho de ser ejemplar. A juzgar por un informe de sus superiores, la obra realizada por France en los catorce años que duró su desempefio, se resumía en una sola palabra: NADA. Sin pre- tender dictar un fallo en este episodio, ya que para ello nos falta la suficiente MICHAUT, G.: Anafole France, éfude psychologique, 59 ed. (Paris, E. de Boccard, 1922), pág. VIII. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946
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