Fénix 4, 730-741
cripciones de "una noche en las selvas del Nuevo Mundo", sus estudios so- bre "los bosques agitados por el viento" o sus efectos de "nocturno en el mar!" Es bibliotecario también en su concepción del arte. A fuerza de leen ha llegado a la conclusión de que buscar originalidad en las situaciones es cosa imposible e inútil. El hombre posee recursos literarios o físicos muy limitados y todos han sido empleados ya. Suscribe plenamente a las pala- bras de Gautier cuando éste sostiene que el hombre ni siquiera ha sido ca- p:3z de inventar un octavo pecado capital. Del mismo modo, sus rnútiples lecturas Ie han den~ostradocuán vano es perseguir la originalidad en la ex- presión. Los anaqueles de su biblioteca le brindan numerosos ejemplos de escritores que creyeron ser novedosos sin saber que muchos otros ya lo ha- bían sido apelando a Ics mismos procedirnientos, No hay artificio de retó* rica ni frase rebuscada del cual no pueda citar varios casos en distintas épo- cas y países. En tales condiciones, su obra consistirá en exponer las ideas y reflexiones que sus libros o los acontecimientos le sugieran y, para ello, buscará el estilo más simple, más claro y más comprensible que sea dado hallar. Es, en parte, la teoría de los grandes clásicos del siglo XVII, con su profundo desdén hacia Ia originalidad de invención, su indiferencia hacia el plagio, su búsqueda de la frase clara y sti culto de la literatura razonante e intelectual. Es la teoría de los clásicos, decirnos, pero es también la de un bibliotecario huinanista. La obra de Prance concuerda plenai~entccon esta postura espiritual. Como crítico literario, su obra mixiina .,e halla constituida por los cuatro vo- lúmenes de La tlie Liffetaire, colección de artículo publicados, de 1 S86 a 1892, en Le Temps. Son estudios dispersos, escritos al azar del momento. Estudios en los cuales no se propone sostener una teoría o edificar un corijunto, sino sim- plemente relatarnos las impresiones que él, France, resintiera ante el libro o el hecho que provocara el artículo. Hubiera sido incapaz de escribir una Historia de la Literatura Francesa, pese a conocerla como pocos, porque sir espíritu discontínuo - en el sentido matemático del vocablo - se oponía a elfo. Además, su gran práctica de bibliotecario le ha enseñado cuantas mu- tilaciones es menester hacer sufrir a los hechos para encuadrarlos dentro del plan de una obra definida. Igual característica presentan sus novelas o ensayar;. I,os personajes son todos, en mayor o menor grado, hombres de conversación, que exponen y discuten ideas o teorías. Abundan la gente de libros y, cierta vez, dijimos que france había introducido en la literatura un tipo poco frecuente de hallar en ella : el bibliotecario4. De primer intención, sólo encontramos en las letras francesas dos personajes que sean bibliotecarios -oficiales o no- y que desempeñen un papel asaz importante: el "pédant Hortensius" en La Seconde Surprise de I*Amour, de Marivaux, y el "oncle Tom" en La Bi- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946
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