Fénix 4, 752-760
capital hasta que el terremoto de 1776 la destruyó casi totalmente. Después d e ver las principales ruinas, comimos y tomamos el camino de regreso a la ciudad de Guatemala en medio de la primera lluvia. en toda nuestra jira. El Sr . Castañeda es una autoridad acerca de los indios y de la historia de toda esa región, por eso, en su compañia, ésta excursión, además de agradable, fuk muy interesante y provechosa. EI lunes fué e1 único día pasado íntegraniente en una sola ciudad desde que llegamos a Guatemala. Lo aprovechamos visitando la Biblioteca Na- cional, que ocupa un amplio salón de techo muy alto, con una considerable colección de libros, y el Archivo Nacional donde el Sr. Pardo ha hecho. casi sin ningún apoyo, un sorprendente trabajo d.e arreglo, ordenación e investi- gación de! contenido de una notable colección de materiales de fuentes hi:;.- tóricas. Vimos los edificios que están en arregio para servir como sede di estas dos instituciones culturalec. Visitamos tambien el Museo Arqueolú- gico y vimos el Calendario Maya y otras cosas interesantes. Aquella tarcle tuvo lugar en la Universidad una ceremonia en la que presenté la copia fo- tostática de la colección que tiene la Biblioteca del Congreso del "Correo de la tarde'' famoso periódico que por un corto espacio de tiempo editó en Gua- temala Rubkn Darío; el Ministro de Edticación Sr. Manuel Galisch dijo unas frases cle presentación para el Sr. Rivera que a su vez rne presento coi1 un interesante disctirso sol>re Darío. Al terminar, el Sr. Castaiíeda con- testó con breves palabras de agradecimientos. Antes d e dejar Guatemala en la tarde del siguiente día tuvimos ocasión de visitar al Presidente de la República Juán José Arévalo que siendo tam- bién un estudioso pregtint6 si la Biblioteca del Congreso podría ofrecer sa- las de estudio para ex-presidentes de la América Latina y por cierto le ase- guré que tendríamos una lista para él en cuanto terminara su periodo. Es joven, dingmico de fuerte contextura y ai mismo tiempo da la irnpresióii de ser un hombre de saber, gran demócrata y htien estadista. Tanibién nos cntrevis- tomos, con igual grata impresión, con el Ministro de Relaciones Exteriores Sr. Fagenio Silva Peña y sti Director de Protocolo Sr. Hnmberto Garcia Gálvez. El nuevo Palacio de Gobierno es uno de los más bellos edificios que yo he visto; con el Sr. Rudeke paseamos un sector, incluyendo el comedor oficia! y el salón de recepciones. La oficina del Presidente es un cuarto sencillo pero arreglado con exquisito gusto. Llegamos a la ciudad de México a eso de la 5 de la tarde; en. el aeropuer- to nos esperaban: Vlatter kvashington, Primer Secretario de !a Eiiibajada norteamericana: Jorge Gonzáles Durán, Director de Bibliotecas; el Iidinistro de Educación; Harold Bentley, Directos de la Bibilioteca Benjamín Franiclin que el Dr. kydrmberg estableciera, y Germán Fernández del Castillo, mi ami- go y delegado en ia Conferencia sobre Derecho de Autor en Jtinio. Despuks d e pasar por el hotel, los Be n t l e ~ nos llevaron al Club Washington :donde ha- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946
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