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bían preparado un cocktail y una cena fría para agasajarnos. Allí encon- tramos al Embajador norteamericano y a la Sra. de Truston; a nuestro antiguo amigo el publicista Licenciado José Lorenzo Cossio; al Sr. G. R. G. Comway que ha hecho a la Biblioteca del Congreso importante donativos; y muchos otros norteamericanos y mexicanos prominentes. Los cuatro días pasados en México fueron de gran actividad, y una lis- ta de las reuniones i.mportantes etc, es tal vez más significativa que un infor- me. En Sans Souci el Ministro de Educación Jaime Torres Bodet que fué el Delegado Mexicano a la Conferencia de la UNESCO realizada en Londres en noviembre del año ~asa.do, nos dió un almuerzo. Entre los que se encon- traban presentes figuraban: el Ministro de Relaciones Exteriores F. Castillo Nájera, bien conocido en Washington, como que anteriormente fué embajador de México y Decano del Cuerpo Diplomático; VJalter Truston, Embajador norteamericano; el Dr. José Vasconcelos, anterior Ministro de Educación v actual Director de la Biblioteca Nacional; Sr. González Durán; José Luis Mar- tínez, Secretario del Ministro de Educación; Sr. Washington; Sr. Bentley; Sra. Adela Formoso de Obregón Santacilia, Presidenta de la Llniversidad Feme- nina y Jefe de la Asociación para la ayuda a los ciegos; Dr. Alfonso Reyes destacada figura literaria y Director del Colegio de México, y otros. El Licenciado Torres Bodet nos recibió en su oficina antes del almuerzo y después de una conferencia sobre asuntos bibliotecarios y otros puntos de importancia acerca de nuestros futuros arreglos cooperativos, tuvimos otra conferencia le prensa. En el a1,muerzo me presentó con un brillante discurso que destacaba la importancia de las bibliotecas en la vida cultural de las na- ciones y la necesidad de una mutua comprensión. Sin la ayuda de una tra- ducción contesté brevemente sobre el mismo tenla, insistí particularmente en que la comprensión entre los pueblos es contribuída nlás sólidamente cuando se ofrece un panorama de la vida de una nación tal como se refleja en una libre selección de sus publicaciones de consumo interno tal como la presenta una biblioteca; y no cuando se presenta material seleccionado y escrito con fines de propaganda. Mis notas escritas en el anverso de la tarjeta de ubi- ración en la mesa parecían demostrar que en todos los países incluso en el nuestro queda mucho todavía por hacer en el campo bibliotecario. E.xpresé también mi aprobación a otro punto expresado por el Ministro sobre el forta- lecimiento del programa de la UNESCO sobre intercambio de publicacio- nes, etc. Al dia siguiente, don Alfonso Reyes nos ofreció un banquete. Entre los presentes se encontraban; el Dr. Alfonso Caso, ex-Rector de la Universidad Nacional; el Dr. Salvador Zubirán, su actual Rector (medico graduado en la Escuela de Medicina de Harvard); el Dr. Pablo Martínez del Río, profesor y educador; el Sr. Daniel Rubén de la Barbolla y el Sr. Bentley. Del Club d e banqueros nos dirigimos al local del Colegio de México donde tuvimos una larga discusión con un grupo de intelectuales españoles cuyos escritos apare- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946

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