Fénix 4, 813-838
ter ( b ) , el amante manifiesta de que se siente agitado, se lamenta de su suerte, y expresa á su amoroso objeto todo lo que quiere ha- cerle saber. En efécto este cántico es tan general, que en todo el Pe- rú le hay conocido con el nombre de Yaraví, tanto nias apreciable pa- ra sus habitantes, cüanto sea mas triste y lánguido; aprecio que les hace abandonar qualquiera otra musica extrangera, ó si por algun tiempo oyen un concierto de aquella, no quéda saciado su gusto si no se mezcla algo de esta. La Ciudad de Chuquisaca, capital del Arzo- bispado de la (á) Yriarte poema de la Musica, cánto 193. ( b ) Procurar? decaher mucho la voz, que les falta el animo pa- ra romper eI eco. Se puede decir aqui lo que S. Agustin de S. Ata- nacio, que hacia cantar los Salmos en su Ygn de Alexandria con .tan poca influxion de voz, que el que los entonaba mas bien parecia rezar, que cantar Conf. lib. 15 cap. 33. F.33 Plata, es una de las que imponen la ley en estos cántos, extendien- dose despues con mucha aceptacion entre los limitrofes: sus Colegia- les naturalmente inclinados á ellos, con el cultivo de sus ingenios com- ponen continuamente letras adecüadas: tal es la que se vé al 11-50, siendo por la mayor lugubrés, que he dicho antes, mas recomenda- ble, que el de Arequipa n" 51. El instrumento mas usado en los Templos es el Arpa, y aun en muchas casas, y seguramente es bajo adecuado para el canto pateti- co y grave. La guitarra se tóca generalmente en los estrados, y entre la ple- ve; pero en el dia se ven en muchas casas de Arequipa excelentes Pianos Yngleses, bien recibidos y tocados con primor por estas Da- mas, persuadidas del bellos adorno que dá al amable sexo la Musica. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.4, julio-diciembre 1946
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