Fénix 40-41, 101-146

Península, luego de un largo circuito iniciadodesde las entrañas del distante cerro rico de Potosí, al cual se sumó caminando el tiempo el de Hualgayoc, por sólo citar dos afamados yacimientos. También, era la Lima del hábil y ávido mercader que remontando mares se hace residente, y si no viaja, en estos confines,firmaanteel escribanopúblicounmarde Ventas, Obligaciones y Fianzas por determinada cantidad de barras quintadas y selladas, ya moneda, pasa comprar toda suertede "mercadurías"; la del "banco público", en auge, y luego penosa quiebra; la del escandaloso fraude habido en su ceca; la del convento o monasterio con caja de tres llaves, construida así para mayor seguridad. Asimismo, es de evocar,que era la Lima demujerescon perfectosafeites, ataviadas finamente con rasos, que al igual lucieron las de ébano aunque sabía a llaneza, y si de las indígenas se trató, con laboriosas y hermosas llicllas; todas, en suma, quienesgustaban lucirjoyería labradaen argentífero metal y más. En cuanto a los hombres se trata, la Lima de los botones de plata a porfía que cerraban estrechas chupas, cadenas de las cuales pendían meritoriasmedallasu ostentososmedallones,hebillas labradas en loszapatos, empurladura del bastón y también, cómo no, enjaezadas cabalgaduras de sustentatoriosestribos. En otro orden de cosas, era la Lima del cofrade caminante uno o dos días a la semana en busca de henchir con cuanto sonoro real caiga, la piadosa caja "para la cera del Santo", como iba voceando; y la de Ia caja del artesano mecánicoy el artífice, platero con especialmención aquí, guardadaen la casa de su morada para responder en su oportunidad a los requerimientos de sus necesidades, entre ellas las de sus concertados oficiales con goce de salario enpesos de a ocho reales. LaLima demagníficos altares,coronas, potencias de salida y cáliz de plata; candelabros y procesionales sahumerios deplata; de pan de plata hecho picadillopara, conjuntamente con pétalos de alhelíes, rosas, jazmines y azahares ser echados al Santo Patrón o Santa en su día, acaso por una incógnita tnpnda exhibiéndose en contrapunto en su incontrastable balcón. La Lima de plata, al cabo, de uso cotidiano: de lavatorio y pesado jarro, vajilla, embutido y taraceado fino mueble, del Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999

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