Fénix 40-41, 101-146

Fénix n. O 40-41, 1998-1999 .- Muy bien situado -continuó Cristóbal-, pudo ver "dos frailes de San Francisco, a mula, hombres ya hechos y con canas y con coronas en la cabeza...y sombrerosen lasmanos", que se encontrabancon "dos yndios", los cuales estaban "cavando enun muladar que está en la calle que ba de la Señora SantaAna a las espaldas de la guerta de SanAndrés".29 Pues bien: ¿qué podía explicar tales presencias y quehaceres, si todo indicaba apenashabían dado las cincode lamañana, segúnconcertaron las campanasdemaitines de SantaAna, las Clarisas y las estrictas observantes ConcepcionistasDescalzasde SanJosé? En versióndel testigode loshechos, los indiosbajo la atentamirada de los fknciscanos,apartabansinmás ayudaque lade susmanos, el estiércol,algunas otras inmundicias y restos de sal.Segúnel esclavo, estosmismos, al cabode ahondar como un "ancho de media bara" de profundidad, dieron en dos guayacas, que poco a poco lograron extraer, resultando estar repletas de p a t a c ~ n e s , ~ ~ es decir, pesos de a ocho reales sin ensayar. A estar por el testimonio, los frailesconteníantodo rasgo de efusividad. Y es que, sinbulla, hasta ahí, iba cierto loque,todo indica,eraparte del tapadoque, cabe señalar, no era poca cosa, pues como afirmó el teptigo, cada guayaca tenía como "media bara" de alto.31 Comoviene anunciado,el trabajono sedetuvo ahí. Los indios-prosiguió Cristóbal- continuaronbuscando, y en eseestar y darle, a poco encontraron "dos barras deplata grandesy un cofrecilloigualmentedeplata deuna tercia de largo".32Entonces,sóloproducidoeste segundohallazgo fuecuandolos frailes ordenaron a los indios que los trab$jos se detengan; signo de saber qué era lo que buscaban. a 2 9 3 O Ibidem, p. 2-v. 31 Ibídem, p.& 3 2 Ibidem. Ibidem, p. 3. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999

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