Fénix 40-41, 101-146

Fénix n." 40-41, 1998-1999 - punto, dijoal inquisidorqueno fueencompañíadeningunapersona, y fmalizó su intervención afirmando que eso era todo lo que sabía,3spor tanto, no podía ayudarmás. Contodo, en las averiguadasprimeras señalesde la existenciadel tapadito, viene claroque resultóútil el testimoniodeCristóbal.Comotestigodel hecho, a través de sudeclaracionquedóconfirmadoelhallazgodel voceadotapadito y, hasta elmomento, por sus aspectos fisicos, hábitos y tonsura, también los autoresdelmismo. Con las indicadaspremisas el Tribunal pasó adelanteen supesquisa,y así, loque seguidamentedeterminóno llamará a sorpresa. Comoviene dicho: esemismodía el señor inquisidormando traer con el nuncio omensajero ante su presencia al PadreGuardián de SanFrancisco, frayPedro de Iramaín, para más señas, Calificadordel SantoOficio, quien desde luego acudió muy presto. Ante Castro, cruz puesta por delante, la manoderecha sobre supecho y la insignia seráfica,Fray Pedrojuró decir la verdad, besó luego el Santo signo, y además, ajustado a una ordenanza institucional vigente, se comprometióa guardar el secreto que la causa y Tribunal le obligaban.36 El frailesabíaqué significaba todo ello,más aun en tanto responsable del movimiento de los religiosos de su orden. Be plano, como todos, Iramaíndebía colaborar,donde no, se convertiríaen unfautor impediente,es decir, alguienque obstaculizabael ejerciciodelSantoOficio, esta vez con el agravante de ser enbeneficio dejudaizantes. Estabaclaro en él que un fautor era un excomulgado. Por otro lado, en cuanto al secreto concierne, Iramaín sabía que ésteera la base de las indagacionesrespecto de los testigos anteel Santo Oficio. Así, pues, entendíaperfectamentequenadie podía hablar de lo que había visto y oído en las causas ventiladas por el Tribunal. De romper el secreto, se expondría a salir en Auto de Fe; como sucedióen 1578 con el clérigoAznar deBiedma. .- . 3 5 J 6 Ibidem,p 3v Ibídem, p. 4. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999