Fénix 40-41, 101-146

- El Santo Oficio ... / Carlos Alfonso Villanueva C. Una vez prestado eljuramento y dada la advertencia,el inquisidorCastro fue directo. Comunicóal Padre Guardián del convento la noticia pública y notoria del hallazgo en ciernes y lepidió que, si sabía algo al respecto, "lo declarasebájo deljuramento que tenía fecho". Por el tenor de i.i pregunta, estabaclaroque el inquisidorrecibía al testigoadvirtiéndolesobre la figura del perjuro. Y hecho esto, Castro, muy atento, se dispuso a escuchar al PadreGuardián: - No sabía, no abía oído decir cossa alguna en Raqón a lo que se le preguntaba -respondió sin embargo el de hábito. Al escucharal PadreGuardían,el inquisidorno ocultó sudesagrado,pues con semejante declaraciónel testigo se situabaenuna posición en extremo opuestaa la del SantoOficio.No obstanteello, comoantesocurrió,el ducho Castrono se desanimó, antesbien, reaccionó de inmediato e, instandoa la confesión,mandó alPadre Irarnaínjuntar a toda sucomunidadcon la finalidad de que preguntasesobreel voceadohallazgo bajo precepto de obediencia, con censuras, lasmás gravesposibles de establecer.Por consiguiente, todo religioso que supiese o hubiese oído algo al respecto debía manifestarlo incontinenti. Terminadode comunicar sumandato, Castroordenó al fraile que abandonara la sala.37 Puesto a declarar el Padre franciscano,¿cabe de partida ser suspicaces? ¿fueron frayles franciscanos los rescatadoresdel tapadito del respaldo de SanAndrés? De coro sabemos que, viejo dicho es que el hábitono hace al monje. La duda es lícita.Aún con todo, lo que cuenta realmentees que por ese entonces se sindicóa dos hermanos de SanFrancisco, que al acabo se convirtieronen losúnicos sospechosos;omejor decir, a partir de los cuales el SantoOficiopodía llegara identificara losverdaderospropietarios:alguno de losmercaderesjudaizantes. . .. 3 7 Ibídem, p. 4v. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999

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