Fénix 40-41, 101-146
-- El Santo Oficio ... /Carlos Alfonso Villanueva C. - $abe o sospechavuestra merced por qué se le llama?-le preguntó de Castro. - NoS0-respondió de Ulloa. - ¿Sabe, o a oído decir, bisto o entendido-volvió a preguntar Castro- quealgunapersonaopersonas bibaso difuntas ayanencubiertoalgunosbienes de lospresos Reconciliados oRelajados en el auto de la fe que secelebró en esta ciudad a los veinte y tres días de enero del año en que estamos? ¡Yaestabahecha la pregunta!, quedaba planteada la relación.Ulloa, por lo tanto, debíaresponder conmucho cuidado,atentoa cualquier calamidad que lepudiese venir, a favor suyocontaba, sinembargo, supasada experiencia anteel Tribunal ... era algo. El mercader, sinnada que temerpor razonesde fe, enuna amplia respuesta trajo a recuerdo un nombre, ya historia en Lima. Dijo que antes de que el SantoOficioordenara el prendimiento de losmercaderes -ya más de cuatro años a esa parte-, le debía uno de estos, llamadoGasparFemándezCutiño. El monto de la deuda recordó, era de "dos mil y tantos pesos" y que al estar en vigor y cumplida la fecha depago, se acercóa Fernándezpara realizar la cobranza, y estemismo con gran disposición,haciendoel camino de retorno a su casa, quedóenpagarle esemismo día, para lo cual traería el dinero a su cajón, que estaba levantadosobreuno de los lienzos de las Casas Reales, dos o tres cajones, pasando la puerta del mismohacia SantoDomingo. El inquisidorsabíaperfectamentede quién lehablabaUlloa. Setrataba de un portugués, natural de Villaflor,mercader por supuesto,y que en 1 1 de enero de 1636 había sido prendido conjuntamente conAna López, casada con otromercader, SebastiánDuarte, a su vez cuñadonada menos que del S o En el documento dice: 'No lo sabe'. Ibidem. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999
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