Fénix 40-41, 101-146
-No pareció cabado en ella mucho tiempo; espesa tierra, y es cascajal. Ni tampoco la señal de aberse cabado tierra alguna.@ Ante el desaguisado, Folupo intentó dar explicaciones aduciendo que se habían apartado del lugar unos doce o catorce pasos. MaS vuelto a inspeccionar, y a estar por los resultados, sólo le quedó decir infantilmente que "debían de aber tapado los dichos oyos". Desde luego el notario no le creyó. Aunque conmenos ánimoque antes,todavía quedaba llevar a Folupo a la referidapulpería, si cabe recordar, a su propietario lo conocemos: Francisco de Palma. Entrados a ésta, se lepreguntóal pulpero si Folupo"abía llegado a bender diez días pan". Sin embargo, antes que Palma respondiese, el moreno interrumpió al notario para decirle que "era otro [el]pulpero a quien le abía llegado a bender pan". A estas alturas el notario confirmó sus sospechas, y porque el testigo continuóen sus desaciertosy contradicciones, decidióconcluir la diligencia. Francisco Folupo fue conducidoante el inquisidor.Una vez en audiencia, el segundo al tomar conocimiento de lo sucedido, reprendió enérgicamente a Folupo. Según viene dicho, le reprochó que les hubiera mentido, más aún bajojuramento. Mas Folupo,curtidoen su fantasía,yciertamentemultiplicando la irritacióndel inquisidor,alcanzóa decir que ihabía dicho la verdad!86 Castrono quiso escucharmás a Folupo. Y así, sintiéndoseburlado por un esclavo, ordenó que por el momento "se ponga en casa de la ley de este SantoOfficio,para averiguarmuy en forma la verdad". En esa determinación a Folupo nada bueno le deparaba: se le ordenaríanmuchos trabajos, el cepo 85 86 Ibídem,fol. 17. Ibideni,f¿l. 17v. 144 Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999
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