Fénix 40-41, 184-217

Fénix n.' 40-41, 1998-1999 -- -- -m --p.--. -- - diestro, hizo igual movimiento, aunque con mayor dificultad, colocada a intervalosentre la infanteria de cada divicion.Aproporcion que la tropa iba llegandoal llano formaba en columna,estemomento fue de un interes sumo, yparecia asta suspensa la respiracion,y movimientode vida, por la anciedad que producian las dudas, y la esperansaque a la par se ofrecian a la vista de todos. Durante esta operacion de efecto imponente el General Sucre paso a cavallopor delantede sustropas, ydinguiendoalgunas [&: infaticas]palabras a cada cuerpo, les record0 sushechos gloriosos y colocandose en seguidaen un punto centrico al frente de la linea y con un tono de vos que parecia inspirada dijo: De los esfuersos de hoy, pende la suerte de la America del Sur, y señalandoa las columnas enemigasquebajaban les aseguro, otro dia de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. Este laconico, peb animado discurso del General en Jefe produjo un efecto electrico, y todos contestaroncon vivas repetidoscon el mayor entuciasmo. A estetiempomas de la mitad de las divicionesrealistashabian llegado, y formadoya en el campode batalla; entonces el GeneralSucremando atacar a la Divicion de Cordova, y dos regimientos de Caballeria. Este bisarro General se desmontode su cavallo, se colocoa unas quinsevaras al frente de su divicion,formada en dos columnasparalelas con la caballeriaen el claro,y levantandosu sombrero f. 255 11 con lamano isquierdadijo: adelantepaso devencedores. Estaspalabraspronunciadascon dignidad,y vehemencia las oyeron perfectamente las columnas, las cuales inspiradas por la valiente conductade su Jefemarcharon al ataque, en el mejor orden imaginable. El Virrey,Monet,yVillalobos seveian a la cabesade lasdiviciones,presenciando y diriguiendo la formacionde sus columnas a proporcion que desendian al llano. Al fin lospatriotas llegaron, crusaron susvayonetas con susenemigos, semesclaron con ellos con ellos, y por tres o cuatrominutos lidiaron al arma blanca, y con tal furia de una y otra parte que estaba aun indesiso quien ganaria, no la palma del valor que ambos merecian, sino los favores de la fortuna, y la victoria del dia, cuandocargó la caballeriaColumbianamandada por el Coronel Silva, Estevalienteoficial cayó cubiertode heridas, pero la intrepidesde la investida fue [&: erestible]; los realistasperdieron el terreno Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.40-41, 1998-1999

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