Fénix 42, 64-80

del siglo pasado consolidar las finanzas de la naciente República del Perú, saldar la deuda interna y externa y emprender una serie de reformas tecnológicas y administrativas, que poco a poco iban despegando al país de la herencia que aún se vivía entonces de los tiempos del Virreinato. Es por e110 que I 860 resulta una fechacrucial, en la que todavía seproducen ciertos conflictos,por la confluenciadeusos, costumbres e instituciones de variado origenhistórico. Aparecían en la organizaciónpolítica, administrativa y educativa nuevas corrientes, subordinadas al modelo francés que en ese n~omenho imperaba, no solamente en el Perú, sino también en otras partes de la antiguamente denominadaAmérica hispánica. Y justamente por esos años, en la década de 1850, se puede documentar en algunos artículos de la Reme des Deux Mordes, publicada en París, el uso primigenio del términoAmérica Latina; con lo cuai se rescataba una herencia comúnque nos vinculaba con España y Portugal, las macires patrias))tradicioi~ales de la épocacolonial, e igualmente con Francia y con Italia, que eran naciones -grandes forjadoras de cultura- yue habían estado dentro de la órbita de la civilizaciónr ~ r n a n a . ~ La Guía del viajero en Lima (rotulada de manera formal en la portada corno Guia histórico-descriptiva, administrativa,judicialy de domicilio de Lima) era originalmente un volumen de pequeño formato,de 358páginas. Fue impreso en los talleres de Arbicu, en Poissy, Francia, por cuenta del iibreroFelipe Bailly, propietariode la LibreríaCentral en la PlazaMayar de Lima. Sc compone de scis partes, las cuales tratan de diferentes aspectos, establecimientos,fábricas,usos, costumbres,precios, profesionales y artesanos de nuestra capital. Con todo acierto,Manuel Atanasio Fuentes declara en el prólogo que su intención al componer esta Guia era doble: debía servir de orientación no colo a aquellosque, procedentes de lugaresdistantes,veníana avecindarse en Lima (lo cual sucedíapor entonces con bastante frecuencia), sinotambién constituir una suertede vademécunz para lospropios pobladores de la ciudad, pues no todos henian acceso a esa información tan minuciosa ...... ~...~~ s Cf: Migue( Rojas Mii. Los cien nombres de América; eso que descubrió Colon {Barcelona: Lunien. 199/j, p. 343-3.76. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.42, 2000

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