Fénix 42, 64-80

Ia primorosa factura de las fachadas barrocas de iglesias construidas en la cercanía de la Plaza Mayor por las principales congregaciones durante la temprana kpoca colonial. Son fachadas que todavía podemos felizmente admirar, como la deNuestra Señora de laMerced, de SanAgustín, de Santo Domingo y de San Francisco. Asimismo, se refierea la iglesiade San Pedro, que entonces no ocupaban los jesuitas (por estar aún vigente la expulsión decretada por el rey Carlos 111 en 1767),sino la congregación de San Felipe Nerí. Luego viene un acápite de descripción administrativa, dedicado a las instituciones del Estado, las diferentesoficinaso ramos de la burocracia y los ministerios, los cuales estaban alojados en Palacio de Gobierno. Era por cierto el viejo palacio heredado del tiempo de los virreyes, que ocupaba la misma manzana donde hoy están la residencia privada y las oficinas del Presidente de Ia RepUblica y de sus asesores inmediatos.Había únicamente cinco ministerios, que eran los de Gobierno, de Relaciones Exteriores, de Guerra y Marina, de Hacienda y de Justicia, de Instrucción Pública y Beneficencia. Pero más importante que ello, como elemento demostrativo de la modernidad que paulatinamenteempezabaa instalarseen la administración pública, es pasar revista a las direcciones generales o vice-ministerios que daban su verdadera estructura a la burocracia, pues de ellas surgirán luego losministerios tal corno lo hemos conocidoa lo largodel siglo XX. Existían los vice-ministerios de Gobierno, deCulto, de Obras Públicas (o fomento), de Gendamería (o policía), de Guerra, de Marina, de Hacienda, de Comercio, de Justicia, dc InstrucciónPública (oeducación), deBeneficencia, y dos específicos de Relaciones Exteriores: uno para las relaciones continentales, es decir americanas, y otro para ultramar, básicamente de relacionesconEuropa. Bajoesta dinámica y organizacióntenía lugar elmanejo de los negocios públicos. También se refiere Fuentes a una serie de problemas tocantes a la circulaciónmonetaria en la época, debido a la irrupción de moneda feble de origen boliviano, que circulaba fácilmenteen nuestro territorionacional. «La Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.42, 2000

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