Fénix 45, 21-36

23 resultado decepcionó a los organizadores de la subasta, por lo que declaró: «Es muy triste que, con libros tan buenos y tan inusuales, una maravillosa colección no vendiera como debía». 4 EL VALORDE LOS LIBROS EN SUBASTAS La posibilidad de poseer una pieza única y de adquirirla de manera competitiva en una subasta es un estímulo para un sector de coleccionistas y bibliófilos. Antes de ofertar o negociar con libros es requisito poseer un conocimiento preciso. Lo primero es realizar un estudio bibliográfico basado en el autor, lugar de procedencia e impresión de la obra, brindar información que resulte más atractiva y obtener así el mayor beneficio posible para el vendedor. Al tratarse de un mercado sin gran tradición, los libreros establecen los precios de mercado con arreglo a dos criterios casi personales: la rareza y la demanda de la obra. Dos ediciones iguales, fechadas en un mismo año, pueden tener vidas muy distintas. Y cuando una de ellas converge en una sala de subastas, adquiere un valor muy considerable. «Nosotros realizamos una estimación —aclara Caparrós, representante de la casa de subastas Velásquez—. Un ejemplar valorado en 100 000 pesetas puede salir por 75 000 y alcanzar libremente las 300 000 pesetas en sala. Cuanto más interés haya por vender, más atractivo deberá ser el precio. Esto no quiere decir que la obra se venda porque siempre hay un precio de reserva como pequeña garantía». 5 La empresa subastadora recibe en promedio 16% del importe total pagado, a lo que se debe sumar los impuestos de ley. Según la teoría macroeconómica, el precio es fijado por la relación entre la oferta y la demanda, de la interacción entre ambas se encuentra el precio de mercado. Los libros subastados se consideran piezas con valor histórico o estético, tienden a ser únicos, lo que genera un exceso de demanda que eleva el precio. Este se da en la forma de subasta, con la presencia de un intermediario y un conjunto de características buscadas en el producto. El valor de compra está relacionado con las condiciones intangibles de la pieza. Se convierte en parte de la función de la utilidad del comprador, quien asigna gran importancia a la unicidad de la pieza, a su estado y, principalmente, al deseo de compra de otro comprador, es decir, al valor de reventa. No existe objetividad en la puja de mercado para determinar el valor de un libro, en cuanto no existen registros de precios de venta de productos similares al ofrecido que se fundamenten en conceptualizaciones racionales de asignación de valor. 6 Se habla del valor estético de un libro, pero este concepto carece de racionalidad, ya que se trata de una determinación subjetiva. También se hace referencia al valor histórico, pero la racionalidad tiene más relación con la edad del libro que con lo histórico en sí mismo. Cada libro, por sí solo, ofrece una gran información: papel de época, tecnología de impresión, gustos estéticos, encuadernación. En encuadernaciones las habrá originales de época: mudéjares, góticas, renacentistas, platerescas, novecentistas. Todos los factores mencionados y otros, incluso los de carácter anímico, condicionan los precios, que pueden tener importantes oscilaciones. 7 SUPERARLASUBJETIVIDAD Si centramos nuestra evaluación en los materiales, tendremos elementos racionales para asignar un valor -------------------- 4 JUSTO, Marcelo. «Borges: polémica subasta en Londres». Disponible en: <http://www.terra.com.ar/canales/informacion general/80/80957.html> 5 SERNA, César. «Los libros objeto de subasta». Su dinero. Nº. 186. 26 de septiembre de 1999. 6 «Las metodologías de medición». Disponible en: <http:// www.eumed.net/libros/2005/hec/9b.html > 7 «Reportajes. V Salón del Libro Antiguo». Disponible en: <http:// www.terra.es/personal/diegus/reportaje.html> Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.45, 2008

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