Fénix 45, 37-49

46 la mayoría de los profesores, la mayoría de veces las limitaciones fueron de tiempo y presupuesto. Los datos aquí presentados constituyen una llamada de atención a las bibliotecas universitarias porque tradicionalmente estas instituciones han estado a cargo de la selección y evaluación de los documentos utilizados por los profesores y estudiantes de pre y posgrado. Incluso, se han desarrollado indicadores (como el factor de impacto de la ISI) que los bibliotecarios y los investigadores utilizan para identificar las revistas académicas más importantes, o de mayor influencia, en un área del conocimiento. Pero esa realidad ha cambiado. Ahora, el catálogo electrónico de la biblioteca compite con motores de búsqueda como Google o directorios como Yahoo! (o la herramienta de búsqueda preferida por el lector). Los recursos de información ofrecidos por la biblioteca constituyen solo una parte de las fuentes que los universitarios utilizan: páginas web, mensajes de correo electrónico, entrevistas y notas periodísticas aparecidas en los medios de circulación nacional, reportajes difundidos en algún programa de televisión, comentarios hechos por una persona respetada, folletos informativos de tipo publicitario, etc. Por ello, es importante que se lleven a cabo estudios profundos para conocer el uso real del material bibliográfico ofrecido por las bibliotecas universitarias. Estudios en los que no solo se le pregunte al estudiante su opinión sobre tal o cual libro o sobre determinada revista, ni que tampoco se limiten a hacer un recuento de la cantidad de veces que se prestó un documento (dato por demás importante). Principalmente se trata de utilizar técnicas que ayuden a determinar si el estudiante utilizó o no el contenido de dicha publicación, lo cual lleva a la discusión de si es pertinente o no hacer estudios de citas, tema que fue abordado en la primera parte de este trabajo. Por el lado de los profesores universitarios también hay retos que deben ser encarados. Uno de ellos tiene que ver con dar pautas específicas para la realización de trabajos monográficos, lineamientos de cumplimiento obligatorio; pero, a la vez, fomentar en los estudiantes una actitud exploratoria que los lleve a no contentarse con lo que ya tienen, sino motivarlos a que sigan explorando, buscando nuevas evidencias que confirmen sus planteamientos. Finalmente, de eso se trata el aprender a aprender. Como se ha visto, las prescripciones dadas por los profesores son fundamentales a la hora de elaborar los trabajos. Si los lineamientos son muy restrictivos, el alumno incluirá solo lo estrictamente necesario, mientras que si las pautas le dejan mucha libertad, el alumno tenderá a citar diversas fuentes de información sin preocuparse demasiado por evaluar de forma crítica los documentos que está citando. Los alumnos que recibieron una visión panorámica de las citas bibliográficas, con un profesor que hizo la distinción entre fuentes primarias y secundarias, tienden a citar más documentos que aquellos que recibieron lineamientos más estrictos sobre cómo citar. Sin embargo, este último grupo tuvo mayor cuidado al momento de hacer las citas y empleó una menor cantidad de citas no académicas en sus trabajos monográficos. Finalmente, es posible que los datos presentados únicamente reflejen el interés que despierta todo producto novedoso, tal como sucede con un juguete nuevo. Probablemente solo se trate de una moda pasajera y terminado este período de fascinación inicial la realidad vuelva a su punto inicial. Es difícil dar una respuesta en este momento. El tiempo dirá si estamos equivocados o no. AGRADECIMIENTOS El autor desea agradecer el apoyo del señor Alan Zare Núñez en la tabulación de los datos y el análisis de los resultados preliminares, así como por sus valiosos comentarios y sugerencias para la realización de este estudio. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.45, 2008

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