Fénix 46, 183-201
–194– F énix n .° 46 / 2017 Desde su desempeño como bibliotecario tiene la iniciativa de registrar los he- chos trascendentes ocurridos en Puno, nace Los anales de Puno 1922-1924, texto que no es una continuación de sus anteriores trabajos — La Voz del Obrero, La Tea , Gesta Bárbara —, no es un ideario, o una revista de carácter literario, sino un conjunto de crónicas donde la información diaria a partir de los comentarios de los dos periódicos que entonces se editaban en Puno, El Eco y El Siglo —dónde él colaboró como periodista y tipógrafo en distintos años—. Los Anales de Puno , a decir de Vilchis (2008), son un ejemplo de la evolución del pensamiento de Arturo Peralta, ahí se observa que, meses después de las notas sobre el levantamiento de Wancho Lima en Huancané (1923), adopta el nombre de Gamaliel Churata. Desde niño, cuenta Vich (2000), Arturo Peralta fue un autodidacta que leía y reci- taba ante los demás estudiantes el Antiguo y Nuevo Testamento. Por eso sus amigos de la escuela lo llamaron con el nombre bíblico de Gamaliel. Churata en aymara significa iluminado, dotado, predestinado. EL CONTEXTO: PARA ENTENDER A CHURATA La labor de José Antonio Encinas en la Escuela Elemental 881, entre 1907 y 1911, tuvo trascendental importancia en la formación de Churata, quien, al igual que todos los puneños de su generación, entre ellos los miembros del grupo Orkopata, fueron alumnos de Encinas. La Asociación Pro Indígena se instala el 20 de noviembre de 1909. Pedro Zulen, su principal impulsor, es nombrado secretario general y recibe como primera comi- sión como activista pro indígena el reunirse con una delegación de indígenas venidos de Puno e informarse sobre los abusos de los gamonales y autoridades políticas. De acuerdo con Vilchis (2008), Arturo Peralta se articuló con la Asociación Pro Indígena refiriendo documentación sobre la visita de Zulen al ayllu de Acola, donde pronuncia el discurso «A los indios de Chuchito». Entre los participantes se encontraban Arturo Peralta, Francisco Chuquihuanca, Modesto Málaga, entre otros. Desde 1909 hasta 1918, en diversos espacios del país se apreció la aparición de gru- pos juveniles subversivos en el periodismo y en consecuencia en el campo intelectual. El momento de clímax de estos grupos será entre 1915 y 1916, movimientos renova- dores aparecen; en Lima, el grupo Colónida (con Abraham Valdelomar y Federico More entre algunos de sus integrantes); en Trujillo, el grupo El Norte (con Antenor Orrego y Alcides Spelucín); en Arequipa: el grupo Aquelarre —posteriormente Anun- ciación— (con Alberto Hidalgo), y en Puno, Bohemia Andina. La aparición de estas agrupaciones coetáneas marcaron una nueva guía en el campo literario peruano, una guía que había iniciado con González Prada, pero como señala José Carlos Mariátegui, «[...] vino después un movimiento Colónida precursor de una nueva generación» un Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.46, 2017
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