Fénix 46, 203-224

–208– F énix n .° 46 / 2017 librerías de viejo, lo mismo en nuestra Lima que en provincias, o en Madrid, Sevilla o los «bouquiners» de París. Así, con paciencia, amor y saber, acumuló en la biblioteca su fortuna. Una bi- blioteca que valía millones en poder de un hombre de peculio corto. Y él no soñó jamás en desprenderse de esas riquezas, por la simple razón de que eran parte de sí mismo, o bien una forma de ser para él indispensable (Durand, 2008, p. 129) Esta búsqueda incesante de libros, se vincula necesariamente a sus peripecias como investigador, lo que queda en evidencia en los estudios que realizó, ya que el mejor registro de su andar en el coleccionismo se ubica en su producción académica, 8 pues entre sus escritos podemos ver reflejado su interés bibliófilo. Para esto son útiles no solo los estudios monográficos, sino sus estudios eruditos como Fuentes históricas perua- nas y Los cronistas del Perú , materiales imprescindibles para el conocimiento del pasado, propuestas que superan los trabajos de bibliófilos como José Toribio Medina (1904), Mariano Felipe Paz Soldán (1879) o incluso Gabriel René Moreno (1896); de ahí que Carlos Araníbar expresara: En la reciente bibliografía hecha por Félix Álvarez Brun sus obras suman 514, entre libros, folletos, ensayos, artículos en periódicos y revistas, conferencias: tra- bajos que vieron la luz a lo largo de cuarenta años de erudita vigilia, meditación sin desmayos y búsqueda pugnaz de las esencias sustantivas de nuestra fisonomía nacional. Son la obra de una vida dedicada, sin claudicación ni medrosidad, a indagar y difundir la biografía colectiva del Perú (2013, p. 323). COMPOSICIÓN DE LA BIBLIOTECA PORRAS Aunque imposible, en el infructuoso intento de comprender las motivaciones per- sonales del bibliófilo, podemos encontrar testimonios concretos de cómo se fue for- mando su biblioteca y, desde ahí, tener una idea de esa formación. La biblioteca que Porras formó durante toda su vida resalta por diversas razones, en primera instancia por lo voluminosa que llegó a ser, considerando que se trata de una suma que está muy por encima de las grandes colecciones particulares, y, luego, por la variedad de temas tan especializados, suficientes para servir de referencia necesaria a los asiduos investigadores de la BNP. A la pregunta ¿cómo se formó la biblioteca de Po- rras? La respuesta solo puede esbozar un ensayo de respuesta, porque en principio esta se hizo acorde a los intereses directos que tenía el maestro, los que pueden medirse tan- 8 No vamos a hacer una aproximación a su biobibliografía, para ello remitimos a los estudios que hicie- ran Félix Álvarez Brun (1961), Guillermo Lohmann Villena (1961), Graciela Sánchez Cerro (1986) y Oswaldo Holguín Callo (1986). Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.46, 2017

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