Fénix 46, 87-142

–91– B iblioteca nacional del perú dos de sus cartas que en la actualidad no conocemos su paradero. 21 Un hecho que si es cierto es la estrecha amistad que mantuvo Arriaga con el virrey y el arzobispo, lo que le permitió acceder a la documentación privada de los archivos, pudiendo así recopilar traslados y originales de cartas, provisiones, informes y autos sobre las visitas de las idolatrías. En una carta inédita fechada el día 26 de enero de 1622, el visitador Her- nández Príncipe solicitará al padre Arriaga su protección y su influencia política en el contexto del juicio de residencia que el cabildo eclesiástico limeño había iniciado a los extirpadores de las idolatrías en aquel año, enviándole un conjunto de documentos para que lo presentase ante las autoridades civiles y eclesiásticas, y así poder probar su buen desempeño durante las visitas que realizó en la sierra central. No sabemos con exactitud las razones por las cuales estos papeles nunca llegaron a sus destinata- rios, probablemente las diversas ocupaciones y la trágica muerte que sufriera en un naufragio impidió que los entregase a tiempo, quedando archivados por varios años en el colegio máximo de San Pablo. Los manuscritos que hacemos mención suman un total de ocho unidades documentales, están conformados por correspondencias, testimonios y traslados de libros de visitas de idolatrías. Estos documentos permitirán conocer pasajes poco conocidos de la biografía de Hernández Príncipe. 22 Son intere- santes las relaciones que escribiera sobre las idolatrías en el pueblo de Recuay, Ocros y Santa María de Magdalena (1621-1622) (ver imágenes en las páginas 135-137). Las dos correspondencias dirigidas a Bartolomé Lobo Guerrero y al padre Joseph de Arriaga respectivamente (ver imágenes en las páginas 138-139). Y de dos pequeños sumarios que inició a los hechiceros Machachuay adoradores de la Huaca Carachuco y al es- pañol Alonso Díaz por extraer metales preciosos de las tumbas gentilicias. La mayor parte de los papeles tenían, en un primer momento, como destinatario al arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero, pero por problemas con la persona que debía llevarlos nunca llegaron a sus manos. Con la muerte de Lobo Guerrero y el inicio del juicio de residencia seguidos a los extirpadores de las idolatrías, el licenciado Rodrigo Hernán- dez Príncipe creyó oportuno que su amigo Pablo Joseph de Arriaga lo represente ante los fueros civiles y eclesiásticos, por ello decidió enviarle los mencionados papeles para que los entregue al doctor Alberto Acuña, oidor de la Real Audiencia de Lima, y a la sede vacante, con la finalidad de probar su buen desempeño como extirpador en las parroquias indígenas que se le encomendó. Es muy probable que los papeles que iban 21 Arriaga de, P. J. (1999). La extirpación de las idolatrías en el Perú. Estudio preliminar y notas de Henrique Urbano. CHELA. CBC. 22 Revisar el interesante estudio de Juan Carlos García Cabrera, Apuntes para una biografía del bachiller Ro- drigo Hernández Príncipe, extirpador de idolatrías (1993:241-261) . El historiador García Cabrera realiza el primer estudio biográfico de la vida del licenciado Hernández Príncipe, presentando documentación inédita sobre sus primeros años de vida y de su trayectoria como extirpador de las idolatrías. Nuestro estudio aporta nuevas fuentes documentales sobre su participación en la represión de los cultos andi- nos y de su amistad con el padre Pablo Joseph de Arriaga. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.46, 2017

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