Fénix 46, 87-142
–95– B iblioteca nacional del perú En el manuscrito original se observa que el padre Arriaga redacta el edicto, Bartolomé Lobo Guerrero estampa su firma y el doctor Fernando Becerril, secretario, valida el documento oficial. Otra hipótesis que también tendría validez es que nuestro perso- naje solo copió los documentos mencionados en base a otros manuscritos originales, y luego solicitó al virrey y al arzobispo respectivamente la debida certificación para con- servarlo en su archivo personal. Aunque la existencia de documentos reservados de la cancillería, tanto de borradores de provisiones y mandamientos del virrey, en el grupo de documentos que el padre jesuita archivaba, reforzaría las opiniones negativas que los críticos del virrey Príncipe de Esquilache habían difundido sobre la administración de sus hábiles asesores en el Gobierno. La influencia política que alcanzó a conseguir el padre Pablo Joseph de Arriaga le permitió elaborar informes como el que escribió en 1619, donde señala que ha sido la falta de enseñanza y predicación la causa principal del fracaso pastoral, recomienda medios correctivos como la evaluación profesional y moral de los sacerdotes, la educa- ción de la elite indígena y la reclusión de los hechiceros en la Casa de la Santa Cruz. Además, hace una presentación de los doctrineros Alonso Pérez de Biveros y Rodrigo Hernández Príncipe para ocupar el cargo de visitador de las idolatrías por ser «buenas lenguas de madura edad». Es de sumo interés su parecer sobre la situación de las doc- trinas indígenas en el corregimiento de Chancay, no solo porque conocía muy bien la provincia por haber acompañado a Fernando de Avendaño en la visita de las idola- trías, sino también porque la Compañía de Jesús era dueña de grandes extensiones de tierras en el valle de Chancay. Para Arriaga el pueblo de Huaral debía desaparecer y sus feligreses destinados a la administración de los jesuitas: El pueblo de Huaral que está un quarto de legua de esta chácara (de Chancay) no tiene doctrina podrá mandárseles que acudiezen a nuestra iglezia y sería bien despoblar aquel pueblo, y quedaría el cura de Chancay sin la obligación y trabajo de acudi[r]les y con el provecho que a[h]ora tiene pues ni la compañía no lo ha de tener. 34 En la actualidad, es muy poco lo que se custodia de los escritos del padre Pablo José de Arriaga en la Biblioteca Nacional del Perú, autor de otros tantos informes y rela- ciones que en la actualidad los científicos sociales desconocen. Gracias a la gentileza de Martha Elena Salvatierra, distinguida bibliotecóloga y coordinadora del Proyecto Recuperación del Patrimonio Bibliográfico Documental del incendio de 1943 en la que el citado padre Arriaga fuese convocado por el virrey Príncipe de Esquilache para que lo asesore en asuntos de idolatrías, razón por la cual expidió una provisión el 8 de mayo de 1617 y otra por el arzobispo de Lima del 1 de setiembre de 1617. 34 BNP. B352. Fol. 70-71v. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.46, 2017
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