Fénix 47, 151-161

–156– F énix n ° 47 / 2019 no desarrollada por estos lares. Así, lo que se pudo identificar se fue integrando a la colección. Si había alguna forma de estabilizarlo, se procedía a la limpieza superficial y empaquetado en papel simple o tipo kraft; en ciertos casos, cuando la manipulación era un riesgo frente a la necesidad de consulta, se aplicó algún tipo de laminación o refuerzo con adhesivo convencional y papel glassine ; y si los materiales lo permitían, se acudía a la encuadernación, sea esta de restitución o adicional, siempre con vistas a su protección. Sin embargo, en el camino fue quedando y constituyéndose un bloque de material frágil, disociado y sin identificar reconocido por una «etiqueta» que ganó ca- tegoría en el tiempo: «libros quemados», «libros salvados del incendio» o simplemente «quemados». De hecho, se tenía una noción de lo que podría encontrarse entre los «libros que- mados», ya sea por la referencia del espacio temporal que comprendía o los datos ofrecidos por antiguos reportes de existencias y, por ello, se mantenían con cierto cuidado y celo a la espera del tratamiento oportuno. Así, los «quemados» se mantu- vieron aislados por largo tiempo para no atentar contra su fragilidad y porque aún no se manejaban los procedimientos técnicos necesarios para su adecuada recuperación. Recién en el año 2008 fueron trasladados a la nueva sede institucional de la Biblioteca Nacional. Para entonces, el cálculo grueso indicaba que se trataba de 1200 unidades documentales. Actualmente, estas se encuentran dispuestas en un depósito asignado de modo exclusivo para su conservación y recuperación. ACCIONES ACTUALES PARA LA IDENTIFICACIÓN Y ESTABILIZACIÓN DE LOS «QUEMADOS» En febrero de 2015, a iniciativa de la entonces Dirección General del Centro de Servicios Bibliográficos Especializados (CSBE), 17 se propuso la elaboración de un proyecto para la recuperación del material siniestrado en el incendio de mayo de 1943. 18 En el mes de marzo del mismo año se despertó el interés de la Oficina de la Unesco en Lima, facilitándose así la gestión de los recursos económicos y técnicos que per- mitieron dar los primeros pasos en la implementación del proyecto de recuperación. Como parte de estas coordinaciones, se logró contar con el concurso de personal especializado, proveniente de las disciplinas de bibliotecología, historia y conserva- ción quienes, en calidad de voluntarios, conformaron un grupo dedicado a las tareas iniciales de identificación y recuperación. Dicho grupo de trabajo inició sus tareas a 17 Actualmente, la entidad ha cambiado su estructura orgánica (2018) y esa área se denomina Dirección de Protección de las Colecciones. 18 La denominación específica es: «Proyecto de Recuperación del Patrimonio Bibliográfico Documental del Incendio de 1943». Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019

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