Fénix 47, 31-46
–32– F énix n ° 47 / 2019 Dentro de su labor magisterial, Deustua priorizó la educación de las elites porque consideraba que «las multitudes no se educaban sino con el ejemplo que ofrecen ni- veles superiores» (Riva-Agüero, 1998, p. 176). Creía que «la causa de nuestras calami- dades estaba en la pobreza del bagaje cultural de las minorías dirigentes» (Eguiguren, 1950, p. 214). Afirmaba que «la fortaleza de un pueblo estaba en la elevada cultura moral de su clase dirigente; desgraciadamente ese factor no existe entre nosotros» (Riva-Agüero, 1998, p. 190). Por ello, se le ve a Deustua desplegando la actividad intelectual en instituciones educativas públicas como la Universidad de San Marcos y la Biblioteca Nacional del Perú. En la primera fue decano y rector y en la segunda, director. Castro destaca que Deustua participó de un debate sobre «la educación llevado a cabo en las primeras décadas del siglo XX, donde el peso de lo educativo se centró en el cultivo del espíritu y en la formación humana de la persona, exigiendo una nueva sensibilidad moral, estética y política» (Castro, 2013, p. XXI). Bajo la influencia del es- piritualismo francés, Deustua «se convirtió en un claro exponente del mismo, además de líder de los espiritualistas en nuestro país» (Castro, 2013, pp. 4-5). Sin embargo, el esfuerzo de Deustua por iluminar la realidad americana con el pensamiento europeo sufrió un desencuentro con los defensores de la reforma univer- sitaria que empezó a gestarse a partir de 1918. Los reformistas universitarios limeños deseaban algo muy opuesto a las ideas de Deustua: «Queremos descolonizarnos un tanto de las metrópolis científicas europeas; aspiramos al conocimiento de nuestro mundo por nuestro propio esfuerzo intelectual; tratamos de acabar con la disociadora aristocracia universitaria» (Comité de Reforma Universitaria de 1919, citado en Cór- dova et al., 2017, p. 84). En el Perú, este reformismo fue liderado por Raúl Porras, Jorge Guillermo Leguía, Víctor Raúl Haya de La Torre, Jorge Basadre, entre otros, a quienes Deustua, a raíz de una huelga protagonizada por ellos, llamó «ociosos». A pesar de este desencuentro, Deus- tua no vaciló en trabajar junto a esta generación de escritores en la Biblioteca Nacional del Perú. Tanto Porras, Luis Alberto Sánchez como Basadre apoyaron la gestión del terri- ble ogro filosófico (Barrionuevo, 1995, citada en Córdova et al., 2017, p. 85). 2 Sin embargo, a pesar de la irreverencia de parte de sus discípulos, Deustua va a trasmitir las lecturas que hacía en Europa, principalmente en Francia e Italia, a uno de ellos en particular, José de la Riva-Agüero y Osma, acaudalado estudiante con quien mantuvo una larga correspondencia entre 1909 y 1936. A través de estas cartas nos informamos sobre los autores italianos que leyó Deustua durante las primeras décadas del siglo XX y la forma cómo influyeron en su pensamiento. 2 El primer choque estudiantil se produjo en la Facultad de Letras, cuyo decano era justamente Alejandro Deustua. El Comité de Reforma le presentó un pliego de reivindicaciones, el cual rechazó rotundamente (Sánchez, 1988, p. 25). Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019
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